La mayoría de los farmacéuticos coinciden en que el consumo de la Viagra original ha bajado. Además, reconocen que ya no se dan las situaciones que ocurrían hace años cuando a algunos les subían los colores al pedir "la pastilla azul" en voz alta.

"Antes para los que sufrían disfunción eréctil solo había unos inyectables. Se ponían 15 minutos antes de las relaciones, no eran muy adecuados", explica un farmacéutico, que admite que desde que diferentes laboratorios fabrican los genéricos, "el precio bajó casi a la mitad". Según sus cálculos, una caja puede rondar los 40 euros. Sobre las ventas asegura que dispensa al año más de 60 cajas tanto de Viagra como de sus derivados. "Vendo mínimo cinco cajas al mes y de ahí para arriba", dice.

Además, resalta hechos aislados de hombres que siguen optando por pedir el fármaco a él por ser un hombre antes que a sus compañeras mujeres. "Se sienten más comodos", cuenta.

Por su parte, otro colega suyo asegura que vende unas 30 cajas anuales. En otros establecimientos, como una céntrica farmacia de Vigo, reconocen que "no venden nada de Viagra y se piden más los genéricos" pero que el nivel de consumo es bajo. Además afirman que la gente pide la pastilla con normalidad. "Al ser necesaria una receta, en la que el fármaco viene con el nombre médico, mucha gente no sabe ni lo que está pidiendo", destacan estos profesionales.