Vicente Merlo Lillo (Valencia, 1955) es doctor en Filosofía, profesor de filosofía, yoga, meditación y ciencias de las religiones, y autor de más de una veintena de obras. Ha sido miembro del Consejo Asesor del Parlamento de las Religiones del Mundo (Barcelona, 2004) y es un destacado impulsor de los estudios de Indología en España. Hoy (20.00 horas) impartirá en el Centro de Yoga Sananda de Vigo una conferencia gratuita, "Filosofía, yoga y meditación", que servirá también como introducción al seminario teórico-práctico que impartirá mañana.

-El título de la conferencia da para más de un libro...

-Es cierto. Primero nos plantearemos qué entendemos por filosofía y veremos cómo desde la modernidad, aquí en Occidente, se ha ido quedando una noción muy limitada de esta como una actividad puramente racional, de elaboración de teorías, desconectada de aspectos experienciales profundos de la mística y de otras dimensiones del ser humano. Veremos también que el yoga es mucho más que una serie de posturas y que puede verse como un equivalente a la filosofía en su sentido integral, es decir, que abarca tanto un intento de explicar racionalmente los problemas fundamentales del ser humano como una experiencia interior. Y finalmente, mostraremos la importancia de la meditación en la búsqueda de nuestra identidad.

-Usted es profesor de Filosofía. ¿Cómo ve su futuro como materia?

-Yo confío y espero que no quede abolida de los programas como lo está siendo ya. Su supresión de las aulas sería una pérdida porque la filosofía sigue otorgándonos esa dimensión crítica y reflexiva tan necesaria. Pero si desapareciera, aparecería de otra manera, si no en la vida academia fuera de ella.

-¿Existe más relación entre los pensamientos de Occidente y Oriente de lo que pueda parecer?

-Mi idea no es tanto defender Oriente frente a Occidente, sino mostrar que estamos en tiempos de síntesis y de integración. Hay que aceptar, recoger y profundizar en lo creamos que es positivo de Occidente, como esa capacidad crítica y reflexiva, pero también recoger lo que creamos que es positivo de Oriente como esa capacidad de interiorización y de mirar dentro de nosotros mismos. Por tanto, no sería tanto hablar en nombre de un yoga determinado o de un tipo de meditación como el mindfulness, que ahora parece que es la única medicación, sino vivir juntos una experiencia profunda que integre la reflexión y la meditación.

-El fenómeno del mindfulness le debe mucho al marketing.

-Efectivamente, y tiene un aspecto que valoro y es su difusión en hospitales, empresas, escuelas. Pero también es cierto que cuando se divulga tanto una cosa, pierde parte de sus raíces del Budismo original y del contexto ético y se termina conociendo más la parte superficial.

-Ahora abundan los libros de autoayuda para encontrar esa dimensión interior de la que habla. ¿Qué está pasando?

-Occidente se ha desarrollado mucho científica y tecnológicamente, o sea, hacia el exterior, y nos hemos introducido en un ritmo de aceleración vertiginosa y nos hemos olvidado de que lo más esencial que buscamos, que son la paz, la felicidad y el amor profundos, están en nuestro interior y vamos como ciegos por la vida buscando lo que en realidad está dentro de nosotros mismos.