La farmacéutica y nutricionista Maika López desgranó ayer en el Club FARO la relación entre ansiedad y nutrición y puso sobre la mesa un gran número de falsos mitos sobre la alimentación que fue revelando ante un concurrido Auditorio municipal del Areal. También aportó explicaciones y aclaró muchas dudas al respecto de los trastornos alimenticios y señaló como culpable de la práctica mayoría de ellos a la propia industria alimentaria y a su uso excesivo del azúcar, las grasas y la sal. "La industria es la que presenta una adicción o dependencia extrema a esos tres ingredientes", aseveró la experta, que incidió en que "el azúcar tiene un problema importante que es el que todavía está muy bien visto".

"Estamos en un entorno dulce y laxo, todo nuestro entorno está así, para que consumamos ese determinado tipo de snacks. A ello se le suma el malestar emocional hoy en día que va in crescendo, la baja tolerancia a la angustia y la propia insatisfacción corporal", indicó la responsable de la clínica viguesa Nutrisalud al respecto del vínculo que hay entre la ansiedad y la comida.

"Un ochenta por ciento de la población dentro de veinte años tendrá un trastorno psicológico o psiquiátrico, algo que hay que tener en cuenta", indicó López, que reseñó que una correcta nutrición no siempre es el único camino para hacer frente a un trastorno alimenticio ya que también entran en juego factores psicológicos.

La experta se centró en la ansiedad y también en la posible adicción que provocan los alimentos. "Hay estudios que tratan de determinar si existe la adicción a la comida y que abordan la dependencia psicológica o física a determinados alimentos, el que se coma aunque no se tenga hambre, la pérdida de control a la hora de empezar a comer, la preocupación por la reducción del número de alimentos que se consumen, la misma ansiedad y el hecho de que el propio comportamiento alimenticio provoque en la persona un malestar", subrayó.

Por ello, propuso analizar detenidamente no solo qué es lo que se come sino también responder a preguntas como "cuánto se come, cómo se hace, por qué, cuándo se come y dónde". "Hay que pensar si comemos porque tenemos hambre o si lo hacemos por un hambre emocional. La primera surge poco a poco y se sacia con una manzana aunque sea por poco tiempo, la segunda aparece de repente, necesita un tipo de alimento concreto y no se acaba porque en realidad no es hambre como tal, sino ansia por apagar lo que sea que tengo dentro", manifestó.

El cuándo también es importante pero López relativizó la norma de que sea cinco veces al día. "Depende de la persona, de sus hábitos y de cuál sea su trabajo pero desde luego organizar las diferentes comidas a lo largo del día es fundamental", dijo.

Para el cómo fue contundente. "Lo ideal es comer sentado a la mesa, en una silla, con un tenedor y un cuchillo, una servilleta y un vaso de agua y no delante de un ordenador, de la tele o de pie porque se convierte en una alimentación inconsciente".

Para evitar los excesos del "picoteo" sugiere poner en un plato toda la comida que se prevé comer en lugar de "ir picando" poco a poco porque en esas circunstancias "perdemos la sensación de control sobre esa comida". También la velocidad a la que se come es fundamental para lo que propone "obligarse" a comer durante quince minutos y no cinco o diez. "Una de las técnicas que se utilizan en el mindfulness eating es comer una uva pasa en diez minutos", indicó. "Cuando se hace, uno se da cuenta de lo poco que saboreamos los alimentos que comemos en el día a día", añadió.

Al respecto del qué se come priorizó la compra en el supermercado. "La lista es importante pero la mejor forma para comprar es pensar qué es lo que necesito para el desayuno, qué tengo que comprar para la merienda, qué para la comida y qué para la cena. En el supermercado intentan engañarnos para que compremos cosas que no son comida. Yo por deformación profesional me fijo mucho en los carros de la gente en el supermercado y muchas veces no llevan nada de comida. Entonces es cuando me pregunto qué será lo que van a comer al día siguiente", afirmó.

También la práctica de ejercicio físico es fundamental para controlar la ansiedad. "Hay que quemar la ansiedad porque si no se va acumulando y es cuando explota. Intentar tener una vida cada vez más activa es fundamental", concluyó la nutricionista.