Una botella de 70 centilitros de whisky no podrá venderse en Escocia a partir de ahora por menos de 14 libras esterlinas o, lo que es lo mismo, 15,60 euros. Tampoco una de vino -con una graduación de 12,5º- costará menos de cinco euros. Medidas similares se aplican ya en seis países: Canadá, algunos estados norteamericanos, Rusia, Moldavia, Ucrania y Uzbekistán.

Tras una larga batalla judicial, Escocia pondrá en marcha esta iniciativa, destinada a combatir los estragos causados en el país por el alcohol -más 'bebedor' que otros vecinos como Gales o Inglaterra, según estadísticas-, y que cuenta con el visto bueno de médicos y asociaciones que la consideran el mayor progreso en salud pública desde la prohibición de fumar en lugares públicos.

En esa misma línea se muestra el catedrático en Psicobiología de la Universidad de Santiago, Fernando Cadaveira, que recuerda que una propuesta similar ya está abierta en España a través de la nueva Ley contra el alcohol -concretamente en el apartado de endurecimiento de medidas para rebajar el consumo en menores-. Cadaveira compareció como experto durante la redacción de esa propuesta legislativa, actualmente en marcha, y explica que hay dos vías: un plan de choque más punitivo (con propuestas como 'multar' a los padres que actúen de forma negligente ante el consumo de alcohol, o subir los costes de las bebidas) y otro de tipo más social. "Yo estoy de acuerdo en que son necesarios los dos tipos de medidas, y me parece correcto incrementar el precio del alcohol, sobre todo por los menores cuyo cerebro es inmaduro y sufre mucho más", alega el experto. Cadaveira se muestra partidario de las medidas punitivas, reforzadas con la prevención. "Dar pasos en las dos direcciones. Las medidas me parecen correctas, si van acompañadas de concienciación social. "Es decir, no se trata de una cruzada antialcohol ni de raíz puritana, sino de fomentar un consumo responsable; hacer recomendaciones para proteger la salud de los menores".

Pero, ¿la carestía de un producto es un handicap a su consumo? No siempre. En casos de adicción, la subida de precios no va a suponer una barrera al alcohólico, explica desde el Instituto Castelao contra las adicciones el terapeuta Francisco García. " Yo no veo clara esta medida. El alcoholismo es una enfermedad y una persona enferma no deja de ser consumir; si no tiene para whisky, acabará tomando vino", reflexiona. Al mismo tiempo, plantea que hay otras drogas más caras -como la cocaína- que también son consumidas. "Este tipo de medidas (basadas en la subida de precios) no parecen efectivas para atajar el alcoholismo, que requiere de un tratamiento como enfermedad que es", añade.

Entre los directamente afectados por una potencial subida del precio de las bebidas con graduación, el presidente del consejo regulador de Augardentes e Licores Tradicionais de Galicia, José Antonio Feijóo, revela a FARO la postura del sector. "Las bebidas espirituosas, licores y aguardientes, están gravados por varios impuestos. La carga impositiva ya repercute en casi la mitad de su facturación, entre el IVA y los impuestos del alcohol", asegura. El presidente del consejo regulador ve "suficientes" los gravámenes. "Por ese camino, aumentando más la presión fiscal, no se va a conseguir más financiación", advierte al legislador. Pero, ¿eso afectará al consumo de los jóvenes? José Antonio Feijóo cree que hay un problema de educación de base, en el que se debería de incidir en casa, al tiempo que apuesta por beber con moderación. "Una copa de cata es la ideal como medida de consumo", aboga. Al mismo tiempo, Feijóo señala hacia otro problema: "El gran problema que tenemos en Galicia es el tremendo consumo de bebidas que no pagan impuestos. Lo que le pedimos a los poderes públicos es que erradiquen las bebidas ilegales", reclama. "Es una labor de vigilancia que debería hacer la Administración por el peligro sanitario que entrañan y además porque es un desprestigio para Galicia", comenta. Y en opinión de José Antonio Feijóo, erradicar la venta de productos caseros tiene varias ventajas. La fundamental es la sanitaria. "¿Y si un día se produce un envenenamiento por metanol? Sucede en países del Este de Europa, donde el control sobre los destilados es mucho más laxa".

La especialista en Derecho civil, penal y concursal y secretaria general de la Asociación Adisga, de distribuidoras de bebidas, Mar Fernández Romero lamenta que una medida de este tipo, "perjudicará al distribuidor". En su opinión, la subida de precios repercute siempre en el último eslabón de la cadena, que es la distribución. "Las marcas no van a perder si incrementan los impuestos del alcohol; esa medida la revertirán con menos margen comercial para los distribuidores", asegura. "Cualquier incremento en los costes que tienen las empresas, aunque sean en publicidad, acaban repercutiendo en los márgenes comerciales". El colectivo que representa Fernández es el de las empresas gallegas que distribuyen bebidas en los servicios hosteleros.

Sin embargo, volviendo a los datos del consumo de alcohol en menores y tal y como explicaba el catedrático Fernando Cadaveira, las enfermedades asociadas al consumo de alcohol son más de doscientas, y, además del coste social, en la familia, laboral... los gastos sanitarios son enormes. "Por tanto, es un producto de fácil acceso y barato en España".

Recientemente, un estudio de la Universidad de Santiago del que Cadaveira fue coordinador asoció el inicio de consumo de alcohol entre los 11 y los 13 años, con un mayor riesgo de sufrir alteraciones psicológicas en el futuro como depresión, ansiedad o agresividad.

Fernando Cadaveira - Catedrático de Psicobiología, experto en menores y alcohol

"La medida me parece correcta si se acompaña de concienciación social"

Mar Fernández - Secretaria General Adisga (Asoc. Distribuidoras bebidas)

"Esa medida perjudicaría a los distribuidores y no a las marcas, que rebajarían el margen comercial"

José Antonio Feijóo - Pres. Augardentes e Licores Tradicionais de Galicia

"Los licores y aguardientes soportan mucha presión fiscal; falta educación en el consumo"