Es de noche y Aminata va en un bote. Parece adormecida, aunque tal vez sueñe despierta. "Duerme mi niña, déjame arroparte", se escucha susurrar a una voz femenina. La suya. Se dirige a un barco atracado en el puerto. Va a trabajar. Con esta secuencia arranca el cortometraje "Love", con el que Misiones Salesianas denuncia la prostitución de niñas en Sierra Leona y que ayer se presentó en Vigo con la presencia del misionero salesiano Jorge Crisafulli, director de Don Bosco Fambul en Freetown, capital del país africano. Fambul significa "familia" en lengua krio, y eso es lo que este centro representa para las niñas rescatadas de la calle.

Aminata tiene 17 años y comenzó en la prostitución a los 13. La primera noche que vendió su cuerpo ganó 5 euros. Aún lo recuerda. Los trabajadores sociales de Don Bosco Fambul se han encontrado con niñas aún más jóvenes. "Salíamos por la noche en nuestro autobús para ayudar a los niños que viven en la calle y comenzamos a descubrir que en determinadas zonas había niñas ejerciendo la prostitución, niñas desde 9 a 17 años", explica a FARO el salesiano argentino. Así, en 2016 comenzó el programa "Girls Os +", que pretende la reinserción social de estas menores a través de la educación y de la capacitación laboral. "No queremos que vivan institucionadas, sino reintegrarlas en sus familias y, si esto no es posible, conseguir para ellas un hogar alternativo, además de cobertura sanitaria; educación, apoyo psicosocial pero, sobre todo, devolverles su dignidad y sus sueños", afirma. Porque para Crisafulli, tener sueños es lo que hace posible el futuro de estas pequeñas. "Yo siempre les digo que son una obra de arte hecha por Dios", añade.

En septiembre de 2016, el centro salesiano comenzó a trabajar con un grupo de siete niñas. El pasado año pasaron por "Girls Os +" [Os significa refugio en krio] 146 y el objetivo, y el sueño también, de Crisafulli es poder arrancar de las garras de la prostitución a 300 menores cada año. Reconoce que es difícil saber cuántas ejercen la prostitución. El programa tiene registradas unas 900, aunque el misionero calcula que la cifra real puede llegar a las 2.500.

Se prostituyen a cambio de 1,5 o 2 euros la noche. Con este dinero pueden llevarse algo a la boca, pagar el colegio o ayudar a sus familias, quienes la tienen, porque muchas de estas niñas son huérfanas a causa del ébola, que entre 2014 y 2016 sesgó la vida a más de 4.000 personas. Pero a pesar de llevar sobre ellas la carga de un adulto, no por ello dejan de ser niñas, recuerda Crisafulli. "Hacen el trabajo de prostitutas adultas, pero son niñas: piensan como niñas, sienten como niñas, juegan como niñas y obran como niñas", asegura el misionero.

Esto queda patente en "Love", documental de 27 minutos que dirige el realizador navarro Raúl de la Fuente, donde se las ve corretear y cantar por las calles mientas van del brazo. A las siete, dejan aparcados los juegos y las risas, y salen en busca de clientes.

"Vendo mi cuerpo para poder comer y mandar algo de dinero a mi abuela", relata Aminata. Como ella, Habba, Victoria, Veriattu... salen a la calle cada noche a cambio de unos céntimos de euro, exponiéndose a todo tipo de enfermedades de transmisión sexual, insultos, vejaciones y palizas. "La calle no es un lugar para un niño ni para una niña. Allí no hay respeto por los niños ni los adolescentes", afirma el misionero, que añade, rotundo: "Se respeta más a un perro que a una niña".

Crisafulli reconoce que ha visto de todo, aunque no por ello se da por vencido. "La mayoría de las niñas tienen sida, hepatitis C y/u otras enfermedades venéreas, embarazos indeseados... Son víctimas de abusos sexuales, palizas, son robadas y vejadas...", denuncia. El testimonio que da Aminata sobre lo que a veces les piden que hagan los clientes pone los pelos de punta. "Estas niñas viven, duermen y, muchas veces, mueren en la calle", añade.

Y todo esto ante la impasibilidad de la comunidad internacional, que parece mirar hacia otro lado. Misiones Salesianas ya ha presentado este documental en Bruselas y ante el Senado español para que se adopten medidas contra la prostitución infantil en todo el mundo. "Se culpabiliza a la niña, como si ejercer la prostitución fuera culpa suya. Es la miseria las que les mueve y empuja a hacerlo. Hay que ir contra el hombre que demanda sexo. La prostitución es una esclavitud y el mayor ataque a la dignidad humana, Acabar con ella es el gran reto del siglo XXI", insiste.

Aminata fue la primera niña que rescató "Girls Os +" y un sueño cumplido para el misionero. Aminata respondió al ofrecimiento de ayuda de Don Bosco Fambul, pero solo estuvo un día. Decidió regresar a la calle. Seis meses después, sin embargo, dejó la prostitución gracias al programa "Girls Os +", que la ayudó a hacer realidad su sueño: volver con su abuela y poder vivir trabajando como peluquera. Como Aminata, todas las niñas que ofrecen sus cuerpos en las calles de Freetown tienen un sueño. Solo necesitan que alguien les dé la oportunidad para poder alcanzarlo.