El próximo 9 de mayo se cumplirán once años desde la entrada en vigor del Catálogo Galego de Especies Ameazadas que incluye 74 tipos (taxones) de flora y fauna en peligro de extinción en Galicia y otros 119 que se consideran vulnerables tras incorporar cinco especies más en la actualización del listado realizada en 2011.

El decreto 88/2007 del 19 de abril elaborado por la Consellería de Medio Ambiente incluye la elaboración de planes de recuperación para las especies en vías de extinción y de conservación para las que se encuentran en situación de vulnerabilidad pero desde entonces tan solo se han aprobado tres planes para proteger al galápago europeo, el escribano palustre y el chorlitejo patinegro.

"Tenemos un catálogo que no sirve prácticamente para nada, que es papel mojado", advierte desde la Sociedade Galega de Historia Natural su presidente, Serafín González, que precisa que "a este ritmo harían falta 407 años para tener todos los planes de recuperación de las especies en peligro y otros 1.309 para tener los planes de conservación de las vulnerables y ninguna de esas especies puede esperar cuatrocientos años".

González representa a la SGHN en el Consello Galego de Medio Ambiente que, subraya, "se reunió por última vez en diciembre de 2016, en 2017 ni siquiera se convocó". El investigador del CSIC lo atribuye a las quejas públicas que se hicieron al respecto de la falta de recursos económicos desde la Xunta para elaborar los planes y también para desarrollar los tres que sí se han aprobado. "Hay más de una veintena que se encargaron en la etapa del Gobierno bipartito y que llevan más de una década guardados en algún cajón", asevera para acto seguido insistir en que la situación es "insostenible" e "inaceptable".

El problema no se limita a la ausencia de protección de las especies sino que una década después el listado "se ha quedado completamente desactualizado". "Los años pasan y la situación no deja de agravarse", insiste. Por ello, cree que hoy por hoy todavía no ha desaparecido ninguna de las especies contempladas en el catálogo gallego pero tampoco es seguro ya que la presencia de algunas de ellas estaba muy localizada.

Además, las tres que sí cuentan con informes exhaustivos para su recuperación (en el caso del galápago europeo y el escribano palustre) o conservación (el del chorlitejo patinegro) "apenas tienen dotación presupuestaria para que se pueda actuar" al respecto.

"No se está haciendo prácticamente nada", recalca González, que incide en que no se trata de un problema que afecta únicamente a su presencia en Galicia ya que en muchos de los casos la amenaza es a nivel nacional e internacional. "La conservación de esas especies es nuestra responsabilidad y no estamos actuando tampoco en los casos en los que Galicia tiene las poblaciones más importantes que restan en España o en el mundo", insiste.

Por este motivo, desde la Sociedad Galega de Historia Natural tratan de actuar aunque con "recursos limitados", en la preservación de especies como la agachadiza común o el avefría, que a pesar de estar incluidas en el catálogo de especies a extinguir no estaban vedadas en época de caza. "La situación es tan preocupante que no podemos permitirnos esperar a que se actúe", afirma. En el caso de estas dos aves, la sociedad firmó en 2014 un manifiesto junto a la Sociedade Galega de Ornitoloxía al que posteriormente se sumaron también las ecologistas Adega y FEG para exigir la prohibición de la caza de estas dos especies. La reclamación surtió efecto y poco después se prohibía la caza total del avefría y parcialmente de la agachadiza. Además, en el caso de estas y otras especies de aves cuentan con acuerdos para gestionar el hábitat en el que se reproducen y crían. "Tenemos recursos limitados pero más eficacia en la gestión porque sí nos preocupan", manifiesta.

Acebo

También hace apenas dos meses, desde la SGHN criticó públicamente la derogación de una orden de 1984 en la que se establecía una protección para el acebo, que pese a no estar incluido dentro del catálogo de especies amenazadas sí contaba con un régimen especial al tratarse de una planta cuyos frutos nacen en invierno, un periodo del año en el que hay escasa disponibilidad de alimentos y de cobijo para muchos animales.

Además de criticar la supresión de una protección en vigor desde hace más de treinta años, que no contó con aval del Consello Galego de Medio Ambiente ni del Observatorio Galego da Biodiversidade, desde la SGHN se volvió a exigir una reunión para solicitar formalmente que se valore la inclusión del acebo como especie vulnerable dentro del Catálogo Galego de Especies Ameazadas.

"Es incomprensible y un evidente paso atrás porque además los bosques de acebo se consideran un hábitat de interés y la información que hay a nivel estatal es que están en regresión y que su superficie disminuyó en un diez por ciento a pesar de estar protegidos", subraya González.

A la espera de que finalmente se convoque ese encuentro, el experto espera que de ahí salga un compromiso real de la Xunta de priorizar la supervivencia de las especies más amenazadas, que se establezcan pasos para elaborar y aprobar los planes de recuperación y que se fije una dotación presupuestaria para poder ponerlos en marcha.