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Amanda Figueras: "Mi conversión fue un lento enamoramiento "

"Las feministas pretendemos recuperar los derechos que nos da el Corán"

Amanda Figueras // Laila Serroukh

Los atentados del 11-M de 2004 metieron de golpe a la periodista Amanda Figueras (Villafranca del Penedés, 1978) en el incomprendido mundo de los musulmanes residentes en España y halló en las revelaciones del Corán el sosiego y la paz que no encontraba en su vida alejada de la religión. Lo suyo fue un enamoramiento lento de la palabra de Alá ante la incrédula mirada de familiares y amigos que veían como poco a poco abandonaba el alcohol, dejaba de comer cerdo y se colocaba el hiyad para agradar al creador. Indiferente ante las miradas de curiosidad y comentarios de desaprobación, Figueras se ha decido a relatar en 'Por qué el islam' (Península) su experiencia como musulmana, europea y feminista decidida a defender que no existe un terrorismo yihadista sino bárbaros que nada tienen que ver con una fe que, asegura, protege a las mujeres hasta el punto de permitirles el divorcio si no consiguen el placer sexual con sus maridos.

-Amanda, ¿acaso su desapego de la religión no le llenaba la vida?

-Yo crecí en una familia no practicante y no sabía si era atea o agnóstica, carecía de sentimiento religioso, pero era una persona feliz.

-¿Cómo sintió entonces la llamada del islam?

-Comencé a estudiar el islam en 2004 tras los atentados del 11-M y me di cuenta de que no sabía nada acerca de los musulmanes. Es cierto que a pesar de no ser religiosa me hacía preguntas y creo que en el fondo tenía un sentimiento espiritual que no había identificado y fue el islam el que dio las respuestas a esas preguntas que me hacía. Mi conversión fue un enamoramiento lento.

-Supongo que en su decisión de hacerse musulmana habrá influido tener un novio egipcio con el que se casó.

-En absoluto. No tenía un novio egipcio cuando me hice musulmana. Se suele pensar que las mujeres nos hacemos musulmanas porque nuestras parejas nos lavan la cabeza pero le aseguro que nada más lejos de la realidad. Es cierto que ahora no entiendo mi vida sin una pareja que comparta mi manera de ver el mundo. Hacerte musulmana es una decisión que se toma libremente y que sin embargo todo el mundo se empeña en poner en entredicho.

-¿Le angustió dar ese paso de conversión?

-¡Claro! Primero tuve que enfrentarme a mis propios prejuicios y después a la gente que me rodeaba que cuestionaba mi decisión.

-¿Cómo lo encajaron su familia y amigos?

-Con miedo y es algo lógico porque del islam solo se cuentan cosas malas.

-¿No se ha sentido nunca tentada a hacerse católica, una religión más cercana para usted?

-Por supuesto, pero no encontraba respuestas a mis preguntas o las que me daba no me convencían.

-¿Qué le convenció del islam?

-El islam es más sencillo: está la palabra de Alá y el ejemplo de vida del profeta Mahoma. Promulga una forma de vida más sana, llena de valores, de amor a la familia, de respeto y de protección. Comprendí que la vida es efímera y que después habrá otra vida eterna que me impulsa a ser mejor.

-Eso también se lo ofrece el cristianismo.

-A lo mejor no encontré a nadie que me lo explicase tan bien como me lo explicó el Corán. Doy gracias a Alá por ser musulmana. Me emociona leer el Corán donde, por cierto, aparecen el mismo número de veces reflejadas las palabras hombre y mujer.

-¿Es usted feminista islámica?

-Sí y lo que pretendemos en este feminismo islámico es recuperar los derechos que nos da el Corán y que se han perdido en algunas comunidades musulmanas. No se pueden atribuir las injusticias que padecen algunas musulmanas al islam.

-¿Qué educación religiosa va a dar a su hijo Martín?

-A mi hijo le transmitiremos nuestra religión porque creo que promueve una forma de vivir sana pero él elegirá lo que quiera cuando sea mayor. El islam no obliga a nadie a creer en una religión en concreto.

-¿Qué significa para usted que le prohíban el alcohol, la carne de cerdo o las relaciones sexuales fuera del matrimonio?

-Del islam solo se conocen los 'noes' y nada de los 'síes'. Yo antes bebía alcohol y hacía lo que hacen la mayoría de las chicas europeas pero cuando entendí que sin beber alcohol y sin comer cerdo iba a agradar a Alá no me costó ningún esfuerzo dar ese paso. No siento ninguna limitación.

-¿Reza cinco veces al día para homenajear al creador?

-Sí porque es uno de los pilares de mi religión e imprescindible para conectar directamente con Alá.

-¿Tienen trabas para disfrutar de los placeres de la vida y en concreto del sexo?

-Ninguna. El placer sexual es un derecho de las musulmanas y de hecho si no lo consiguen es motivo de divorcio. En Occidente nos ven como sumisas sin capacidad de decidir sobre nuestras vidas, nuestra economía y el sexo pero todos esos derechos los salvaguarda el Corán.

-¿Qué opina del divorcio?

-El derecho al divorcio lo ampara el Corán desde hace más de 1.400 años cuando en Europa es un derecho reciente.

-¿Por qué le parece usted una polémica fútil la creada por el uso del velo o del burkini o bañador largo?

-Me parece muy mal obligar o prohibir a una mujer a vestirse de cualquier forma. Y, sobre todo, me parece fatal el debate en torno a cómo nos vestimos las musulmanas, ¡que cada uno se ponga lo que quiera y que nadie coaccione la libertad individual de las mujeres!

-¿Disfruta usted con el velo y el bañador largo?

-Si no, no lo haría. Muchas mujeres llevan velo por respeto a Alá, otras por razones identitarias y otras como arma política contra el capitalismo que nos dice que tenemos que ser bellas, delgadas y elegantes. Femen lanza su discurso mostrando sus pechos y nosotras, llevando el velo.

-¿Cómo se siente mirada por la gente de Madrid?

-Parece como si el velo les alejase de mí. Me han mirado con lástima, odio, desprecio y hasta miedo pero también he sentido miradas cómplices.

-¿Ha influido en algo en su profesión su incorporación al islam en cuanto al grado de aceptación por parte de sus compañeros?

-Cuando trabajaba en la redacción no llevaba velo y ahora no veo ninguna reacción de rechazo. Echo de menos ver a alguna periodista de un medio de comunicación grande con hiyad.

-¿Qué recomienda para que disminuya la islamofobia en España?

-La educación es fundamental. Tenemos que conocernos y que los niños sepan qué es el islam para no vivir de espaldas a esa realidad. Hay 1.800 millones de musulmanes y mucho desconocimiento sobre su religiosidad. La ignorancia es el mejor caldo de cultivo para el miedo porque puedo asegurar que el terrorismo islámico no existe, es el terrorismo de unas personas que se hacen llamar musulmanas pero con las que nosotros no compartimos el discurso.

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