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Jennifer Franco Rodríguez:: "La pobreza no es tanto la falta de comida y alojamiento, sino el aislamiento social "

La viguesa coordina las acciones sobre juventud en Francia de la ONG ATD Cuarto Mundo, presente en 31 países y con 30.000 miembros activos

en Montreuil.

Ha conocido situaciones que nunca se habría imaginado en sus encuentros con jóvenes de barrios periféricos de Francia, España, Polonia o incluso Suiza, y reivindica sus derechos ante representantes gubernamentales y de la UE, pero también trabaja para que ellos participen de forma activa en la vida y la política. "Nuestro objetivo es cambiar la sociedad, no ayudar a los pobres. No se trata de facilitarles los peces ni tampoco de enseñarles a pescar, sino de buscar soluciones de forma conjunta y que creen un impacto en su entorno", destaca Jennifer Franco (Vigo, 1988), titulada en Derecho y coordinadora nacional de las acciones sobre juventud de ATD Cuarto Mundo, una organización social sin ánimo de lucro muy asentada en Francia, donde nació en 1957, y con 30.000 miembros activos en 31 países, incluida España.

"Es una asociación muy innovadora y lo que intentamos es que las personas que viven en situaciones de pobreza y exclusión social lleguen a tener confianza para poder ayudarse a sí mismas. La pobreza no es tanto la falta de comida y alojamiento, que también, sino el aislamiento, el rechazo social. Cuando estudiaba en Santiago participé en las acampadas y asambleas del 15-M pero no nos preguntamos si allí también estaban los más pobres. Ellos no van a las manifestaciones a reclamar derechos porque no se sienten legitimados para tenerlos. Hay que ir a buscarlos e implicarlos", reflexiona,

Aún así, aquella reacción contribuyó a despertar a los españoles: "Nuestra capacidad de movilización es muy elevada, más que la de otros países, lo demostramos el Día de la Mujer, pero faltan las estructuras y la formación que sí existen en Francia. Por eso me vine aquí en 2013".

Jennifer trabajó en una estación de esquí de los Alpes para aprender francés y sostenerse económicamente antes de instalarse en Reims. Colaboró con numerosas asociaciones, como Amnistía Internacional y la propia ATD, para "conocer la realidad" y finalmente esta última la fichó para supervisar desde la sede nacional de Montreuil todas las actividades organizadas en Francia con jóvenes de entre 16 y 30 años. Actualmente, recorre Europa para realizar un diagnóstico global que ayude a programar las acciones de los próximos años.

"Todos los jóvenes quieren trabajar, tienen ganas de avanzar y les preocupa mucho la imagen que la sociedad tiene de ellos. Viven en barrios periféricos, sin acceso a transporte y donde se trafica. Ellos dicen que es como nacer en una jauría de perros. O delinques o te quedas aislado. Y también me he dado cuenta de que los inmigrantes tienen, al menos, el respaldo de la red que crean sus comunidades, mientras que los franceses pobres sienten que la gente ni siquiera sabe que existen", apunta la viguesa.

El año pasado, jóvenes de la asociación representaron en un teatro de París una obra sobre la historia de los derechos humanos desde la Revolución francesa: "Mostraba claramente que los más pobres nunca han tenido un lugar en el Parlamento, siempre han estado representados por otros aunque siempre han luchado por cambiar la sociedad y han conseguido avances".

La labor de ATD es precisamente lograr que su voz sea escuchada directamente por los representantes gubernamentales, además de proponer y participar en la creación de leyes como la cobertura universal de la sanidad francesa, con 5,5 millones de beneficiarios, o la renta mínima, con 1,8.

También han logrado que se legisle contra la discriminación por ser pobre, para la que eligieron el término pobrofoie. Su equivalente en español, aporofobia, fue aceptada por la RAE y elegida como palabra del año por la Fundéu en 2017. Un síntoma más del aumento de la desigualdad en la sociedad actual.

Sin embargo, Jennifer, que participa en el programa Diálogo Estructurado de la UE sobre juventud, lamenta que la pobreza no ocupe más discursos: "No se habla de lo que hay que hablar. La situación política hoy en Europa es complicada y el terrorismo, el Brexit o la inmigración centran el debate público".

En Francia, Macron ha eliminado el Ministerio de Juventud, lo que ha dejado a ATD sin "interlocutores claros" en este ámbito. "El Gobierno está elaborando un plan contra la pobreza específico y sus representantes se han reunido con jóvenes en situación de exclusión, pero todo el proceso ha sido muy corto. Veremos qué pasa", expone.

A pesar de todo, mira al futuro con optimismo: "La sociedad está comprometida y los jóvenes son conscientes del mundo que han heredado. Los ciudadanos tienen cada vez más protagonismo y también he conocido a políticos que escuchan y están dispuestos a actuar".

Algún día, le gustaría volver a Galicia para aplicar su experiencia, pero en verano Jennifer se marcha a Filipinas con su ONG para trabajar en proyectos relacionados con los graves problemas de vivienda de la población más desfavorecida: "Lo que más hago en mi trabajo es aprender de la gente pobre. Y me sorprende la fuerza que tienen. Además mi asociación me gusta mucho porque es muy horizontal, todos los salarios son iguales y tengo mucha libertad".

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