Julio Ferro desborda pasión por la enseñanza en general y por las matemáticas en particular pese a llevar ya seis años jubilado. "De aquí ya no me escapo", bromea al respecto de su labor como director del evento Imatxina, que celebra su decimocuarta edición.

- ¿Es posible enganchar con manualidades a una generación digital?

-Ya nacieron con las nuevas tecnologías y se nota pero no están tan acostumbrados a manipular juegos didácticos, trabajar con las manos. Es una cuestión que se ha abandonado en la escuela. En los ochenta estaba muy de moda la manipulación para aprender mejor e interiorizar los conceptos pero se fue dejando y ahora estamos intentando regresar a esa metodología.

- Hace referencia a la coexistencia de una vieja escuela con una nueva enseñanza, ¿tienen posibilidades los que promulgan esta última frente a una programación educativa tan rígida ?

-Hay un proverbio de Confucio que dice "Oigo y olvido. Veo y recuerdo. Hago y comprendo" y es ahí a donde tenemos que llegar. Lo vemos en el Imatxina, con chavales que en el aula son como muebles pero aquí se ven capaces de resolver los problemas porque no solo es necesaria la inteligencia y el conocimiento, también lo es la visión espacial, la destreza y las habilidades. Hay que enfocarlo de otra manera. La motivación es muy importante.

- ¿Y qué parte de responsabilidad atañe a los profesores?

-La tragedia es que no se enseña a enseñar. Ni en las escuelas de magisterio ni en la universidad. Hay que cambiar ese sistema porque además los profesores están muy supeditados al programa pero nosotros abogamos que vale más poco y bueno que mucho y mal dado. Hay que formar al profesorado continuamente, hay que ponerse al día.

- ¿Y el modelo educativo?

-Los políticos tendrían que ponerse de acuerdo y articular un modelo educativo estable pensando en los niños. El 80 por ciento de lo que se enseña en el aula de matemáticas no sirve para nada. Nunca van a tener que hacer algoritmos ni divisiones de cuatro cifras. Para eso ya tienen la calculadora. Tenemos que enseñarles a razonar, pensar por ellos mismos, reflexionar, indagar y ser críticos y darles las herramientas adecuadas para hacerlo. Tenemos que olvidarnos de los libros de texto. Hay que enseñar matemáticas para la vida, para defenderse, para calcular el IVA, para interpretar una hipoteca... El otro trabajo que lo hagan las máquinas. No usamos un lavadero público para lavar la ropa, para eso está la lavadora. Pues es lo mismo. En muchos centros se enseña como se hacía en el siglo XIX.