Hay que aplaudir la iniciativa: por fin vamos a disfrutar de un nuevo e interesante festival en el seno de la propia ciudad de Vigo: Super Bock Under Fest se suma a otras iniciativas como Sinsal o Voces Femeninas, para intentar configurar un circuito alternativo en la ciudad. Bienvenido sea.

Y más aún con la sensacional apertura el sábado pasado, en el hall del Auditorio Mar de Vigo, ni más ni menos que Slowdive, en su primera visita a Galicia. Hablamos de una de las bandas más importantes del dream pop, y del shoegazer, esa corriente (eléctrica) que inundó de ambientes ruidosos melodías etéreas en los noventa y que ha pervivido hasta el presente gracias a bandas como M83, A Sunny Day In Glasgow, o incluso los vigueses Linda Guilala, referentes nacionales del género. Además Slowdive no viven de la nostalgia, su Lp del año pasado, homónimo, es uno de los discos de 2017, una marea de sonidos psicodélicos y ensoñadores que revisita y actualiza su propio legado y que ha triunfado en las listas de mejores discos de la pasada añada.

Para su concierto, el aforo del hall del Auditorio Mar de Vigo lucía durante la actuación prácticamente lleno, una alegría que demuestra que las músicas menos mainstream tiene en Vigo un público. Los teloneros, los franceses Dead Sea, cumplieron con su ejercicio de dream pop con ecos claros de Beach House, bien templado aunque no demasiado inventivo. Sí intenso, y aunque aplaudido, no se pidió ningún bis a los galos. Había ganas de la ensoñación distorsionada de la banda de Reading.

Todo presagiaba un fabuloso show: sus conciertos previos en Barcelona, Madrid, Lisboa y Oporto invitaban al optimismo, leídas las loas generalizadas. Y no defraudaron. Abrieron con "Slomo" que es también el corte que abre su último disco. Y cerraron con su versión del "Golden Hair" de Syd Barret, grabada en los primeros noventa. En medio se esparció como un manto de lava el sonido cósmico, entre épico y estático, de temas ya emblemáticos del shoegazer: "Star roving", "Catch the breeze", "Alison", "Sugar for the pill", "When the sun hits", "Crazy for you" o "Souvlaki Space Station", uno de los mayores himnos del género que brilló especialmente, en su hipnótico sacudir de guitarras. Ejemplos de una carrera que, en directo, se demuestra un todo sólido, una constante búsqueda del sonido puro.

La banda interpretó con una perfección absoluta su hervidero sónico, también con la calidez emotiva y épica de un cancionero que bebe tanto en las tormentas de My Bloody Valentine como en el folk de Nick Drake, y que ha creado escuela. Sobre el escenario el quinteto demostró ímpetu y compenetración (miradas discretas, sonrisas). Un grupo cuya leyenda ha crecido desde los noventa (considerados por algunos entonces como la segunda fila del movimiento) hasta enarbolar un presente incontestable (Slowdive son ya la mejor representación del género -con permiso de My Bloody Valentine-), con un líder discreto (Neil Halstead, reconcentrado en sus pedales y su guitarra) y una Rachel Goswell revelada sobre las tablas como frontwoman de carisma blindado. Conjunción y ensamblaje perfectos apoyados, para ribetear uno de los mejores conciertos que verá nuestra ciudad en mucho tiempo, por unas proyecciones austeras pero fascinantes, psicodélicas y absorbentes. Histórico, y que vengan más conciertos como este, Vigo los necesita.