El glaucoma es la primera causa de ceguera prevenible e irreversible en España. Se trata de una enfermedad silenciosa, ya que no presenta símtomas, y que afecta al nervio óptico. Se estima que más del 3% de la población española padece esta patología, de la que hoy se celebra su día mundial.

Actualmente hay unas 70.000 personas en Galicia afectadas por glaucoma según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Una cifra que se eleva hasta el medio millón en España. De ellas el 50% está sin diagnosticar ya que como esta enfermedad no presenta síntomas en sus fases más iniciales no saben que la padecen. Esto se debe a que esta patología no presenta ningún tipo de sintomatología ni pérdida de capacidad visual hasta que la enfermedad se encuentra en una fase muy avanzada de ahí que el diagnóstico precoz sea clave para frenar su progresión y evitar que el glaucoma se convierta en ceguera. Además, desde el Instituto Oftalmológico Gómez-Ulla se recuerda que es una enfermedad con predisposición hereditaria de ahí que se aconseje a los colectivos de mayor riesgo que se realicen revisiones periódicas, especialmente las personas con historial familiar de glaucoma, de más de 45 años y con antecedentes de traumatismo ocular o de enfermedades sistémicas como la diabetes o la hipertensión arterial.

Para su diagnóstico precoz, es necesario realizar una exploración ocular completa que incluye tanto la evaluación del nervio óptico y del campo visual como la medición de la presión intraocular. Para ello el Instituto Oftalmológico Gómez-Ulla ha realizado una apuesta firme por estar a la vanguardia tecnológica en su Unidad de Glaucoma, incorporando el nuevo campímetro computarizado Humphrey 840. Una tecnología especialmente útil en casos de glaucoma por su eficacia demostrada en la detección precoz de la pérdida de campo visual, lo que permitirá a los especialistas de la Unidad de Glaucoma del Instituto diagnosticar y hacer un seguimiento de esta patología con mayor precisión y agilidad.

"Contamos con la última tecnología de diagnóstico por imagen del mercado como la OCT que nos permite comparar las mediciones obtenidas en un paciente con los rangos de normalidad ajustados por raza, sexo o edad, y con una escala de colores, de manera intuitiva, saber si son normales (verde), anormales (rojo) o sospechosos (amarillo). Por su parte, la campimetría nos permite conocer el funcionamiento del nervio óptico, representando el área de visión de cada ojo. Si aparecen 'manchas negras' en el campo visual será signo de daño y su agrandamiento, un signo de avance de la enfermedad. También es importante la paquimetría para estimar el grosor de la córnea y la realización de gonioscopía para clasificar el tipo de glaucoma (ángulo abierto o cerrado)", explica el responsable de la Unidad de Glaucoma de la clínica gallega, el doctor Fernando López.

Este especialista incide también en el hecho de que actualmente el único factor de riesgo que se puede modificar es la presión intraocular a través de tratamiento médico, quirúrgico o con cierto tipo de láser. El doctor López recuerda que, de momento, el único tratamiento del que se dispone para esta enfermedad es la bajada de la presión ocular. De ahí que sea necesario establecer una presión diana a la que no seguirá progresando el daño, atendiendo a la gravedad del caso, a su velocidad de progresión, a la edad del paciente y a otros factores de riesgo. Además, al tratarse de una enfermedad crónica, el tratamiento es de larga duración, siendo importante el cumplimiento del mismo para conservar la visión y mantener la calidad de vida del paciente.