Agustín Herrero, director general de Cooperativas Agroalimentarias de España desde enero de 2016, es una de las personas que mejor conocen los entresijos del campo español. Natural de León, es licenciado en Veterinaria por la Universidad Complutense de Madrid. Está vinculado al cooperativismo agroalimentario desde hace veinticinco años y ha representado a Cooperativas Agroalimentarias en foros como el Observatorio de la Cadena Alimentaria y el Consejo de Interprofesionales del Ministerio de Agricultura. También ha participado en la redacción de la ley de medidas para mejorar el funcionamiento de la cadena alimentaria y en la ley de Integración Cooperativa.
-Parece que de pronto los "gurús" del sector agrario han descubierto el poder aglutinador de las cooperativas y recomiendan a los ganaderos este tipo de asociacionismo.
-Nosotros lo recomendamos y practicamos desde hace muchos años. Pensamos que las cooperativas son más necesarias que nunca en un mercado cada vez más abierto a la competencia y totalmente desregulado. La pugna mundial es muy fuerte y la parte débil, que es la de los productores, necesita organizarse en entidades que la defiendan en esos mercados. La verdad es que no es un invento de ahora.
-De hecho, las grandes empresas agrarias europeas son cooperativas.
-Así es. En muchos países europeos las cooperativas tienen un peso tan importante que son el principal elemento de cohesión.
-En España existen buenos ejemplos, pero no llegan al tamaño de esos "gigantes". ¿A qué se debe?
-Efectivamente, no podemos compararnos cuantitativamente con esas grandes entidades que son auténticos gigantes. Nuestro campo es muy distinto al de otros países que tienen un sector agrario más homogéneo. Nos gustaría desarrollar cooperativas más fuertes y potentes. También merece la pena destacar las cosas tan interesantes que se están haciendo en España. Central Lechera Asturiana es un ejemplo.
-La política agrícola comunitaria (PAC) enfrenta una nueva reforma. ¿Será lesiva para los intereses de España?
-El primer elemento positivo que me gustaría destacar es que habrá política agraria. Es importante el matiz porque hace unos meses estaba en cuestión su supervivencia.
-El problema será ahora dotarla de medios. ¿Habrá cofinanciación entre los estados y la Comisión?
-La PAC necesita un presupuesto, como mínimo igual al que tenemos ahora. Todo está en discusión. La Comisión ha presentado varios escenarios, y en junio el comisario Hogan dará a conocer la comunicación oficial.
-¿Ve factible que España aumente su contribución al presupuesto?
-Creemos que España tiene que incrementar la aportación de manera que la PAC cuente con más recursos.
-Ya se están creando bandos al respecto...
-Sí. Por eso queremos que España se una a los países que quieren una PAC fuerte con aumentos de aportaciones. No nos queda más remedio.
-¿La reforma debería prestar especial atención a las medidas de mercado?
-Por supuesto. Para hacer frente a la volatilidad del mercado hacen falta instrumentos de gestión. Es necesario recuperarlos. La experiencia demuestra que cuando se produce una crisis la UE ha tenido que aprobar fondos adicionales para hacerle frente. Pasó con las "vacas locas", sin ir más lejos. La PAC debe tener su propio mecanismo de gestión de crisis y el sector debe tener capacidad para organizarse. Avanzamos a un desmantelamiento de los mecanismos de mercado, y eso no es bueno.
-¿Los requisitos medioambientales son un estímulo o coartan más la actuación del ganadero?
-El sector ya hace frente a retos de carácter medioambiental muy exigentes. Vamos a una transformación de la economía baja de carbono, que va a requerir unos esfuerzos muy importantes.
-A todos los problemas se une la falta de relevo generacional.
-Si no somos capaces de incorporar a jóvenes será muy difícil que podamos hacer frente a los nuevos retos.
-¿Quiénes deben ser los beneficiarios reales de las ayudas?
-Soy partidario de que vayan a los productores activos. Las medidas deben estar vinculadas a la producción y todo debe hacerse de forma transparente.
