"Lo esencial es que los padres, madres y educadores estemos enamorados de la vida, para contagiar a nuestros hijos las ganas de hacer algo positivo: hay que educarles a amarla", aseveró la asesora pedagógica Eva Bach ayer en Club FARO, sobre las claves de cómo educar en la alegría a un niño o adolescente. Que podamos reencontrarnos de nuevo con la felicidad cuando pasamos por momentos difíciles fue otro de los puntos que trató la terapeuta, presentada por la periodista y directora de Comunicación del colegio Las Acacias de Vigo, Beatriz Rodríguez. "Educar para amar la vida y amar la vida para educar. Este es el lema que nos propone la autora en este texto revelador, valiente y tierno que contagia amor a la vida y alegría de educar", avanzó la periodista.

Eva Bach (Manresa, 1963), maestra, terapeuta, orientadora familiar y asesora pedagógica reivindicó que "si educamos a nuestros niños con el deber y el derecho de la alegría como faro, podrán superar las adversidades". Asimismo, explicó que los niños y los adolescentes necesitan dos ingredientes para tener ganas de hacer algo bueno con su vida: sentirse amados y sentir que la vida es bonita y vale la pena, a pesar de todo.

De todos modos, criticó la sobreprotección dada por algunos progenitores. "Hay que dejarles caer, porque si no, no tendrán herramientas ni recursos emocionales para levantarse cuando lo necesiten; lo cual no significa tampoco ponerles el pie para provocarlo, lo que estaría en el extremo contrario de actitud", indicó. Cuando los padres estarán decepcionados por la vida, según Bach, tienden a sobreproteger a los niños; ocultarle lo malo. "Otro error es mostrarle la fatalidad con crudeza", indicó. Ninguna de esas dos actitudes contagia en los menores el amor por la vida.

En cuanto a las preguntas que los padres deben de plantearse para buscar introspectivamente cual es el fondo de sus emociones, Bach planteó ¿cómo vemos la vida? -como un regalo o una carga- y ¿con qué fondo vibra nuestra alma? -y ahí distinguió a personas conectadas con la melancolía de la carencia, con la rabia o con el miedo-.

Para no llegar a nuestras emociones, alegó Bach, hay personas que son adictas al trabajo, a los ansiolíticos u otras sustancias. "Máscaras" para no ver cúales son nuestros sentimientos reales: "nos autoengañamos". En ese perfil personal, la terapeuta también englobó a aquellas personas necesitadas en exceso de emociones fuertes.

Y luego, en el caso de la felicidad o la aceptación del dolor no estén presentes entre los padres o educadores, la experta recomendó abrir nuevos interrogantes a uno mismo: "¿Qué rompió la alegría o qué fue lo que congeló nuestro corazón? ¿Dónde quedó interceptada en nuestras vidas?". Después de tantas preguntas, Bah aconsejó (sobre todo a aquellos que se proponen únicamente como meta de la alegría el éxito), "aprender a amar aquello que hago". También explicó como en situaciones de grandes dramas, hay personas que son capaces de salir de la situación e incluso aprender de la misma. Bach aludió a un caso conocido, de un fallecido en el accidente dramático de Germanwings.

Y las claves de la resiliencia, para Bach, están en lograr convertir en bello o reparador aquello que me ha herido. "La esperanza y la disposición de recuperar la alegría cuando la pierdo son claves para lograrlo", aconsejó.

Resiliencia

En la escuela y en el hogar los profesores y la familia ponen todos sus esfuerzos para que los niños aprendan nuevos conocimientos. Sin embargo, a menudo se olvidan la principal enseñanza: transmitirles alegría de vivir. Educar, Amar y Vida son tres de las palabras más bonitas del mundo, para la catalana, que está convencida de que "Todos los niños tienen una llama interior de alegría y tenemos que ser sus custodios".

Esta enseñanza vital es el motor que mueve la motivación y la búsqueda de la esencia interior del ser humano, la asignatura más importante que ha impartido a lo largo de su trayectoria profesional la terapeuta y orientadora familiar, licenciada en Ciencias de la Educación. Bach, que dirigió hasta hace poco la Escuela de Madres y Padres del Instituto Gestalt de Barcelona, acaba de publicar Educar para amar la vida (Plataforma Actual), una concisa oda al amor, las relaciones paternofiliales y la enseñanza.