Un equipo de investigadores gallegos, liderados por el doctor Francisco Gómez-Ulla, jefe del servicio de Oftalmología del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS), desarrollará un estudio pionero para avanzar en el tratamiento de la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) y que solo en Galicia afecta a aproximadamente 40.000 personas mayores de 65 años. Este grupo multidisciplinar, que integran también investigadores de la Fundación Galega de Medicina Xenómica, el grupo de bioinformática VARPA y la Facultad de Farmacia y Bioestadística de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), es el único gallego que ha conseguido fondos en su última convocatoria nacional de la Acción Estratégica en Salud del Instituto Carlos III para desarrollar un proyecto de investigación en el campo de la oftalmología. En concreto, la iniciativa ha recibido 160.000 euros, un apoyo que constata el liderazgo investigador de Santiago, según el coordinador del estudio.

El objetivo principal del proyecto será lograr una correcta estratificación de la respuesta al tratamiento con ranibizumab en pacientes con DMAE, para lo que empleará técnicas de imagen, farmacocinética y farmacogenética. "La DMAE es la primera causa de ceguera legal en las personas mayores de 65 años y Galicia es una comunidad especialmente sensible por tener un gran número de personas mayores", explica.

La DMAE es un trastorno cuya causa es multifactorial, aunque la principal es la edad. De hecho, cuanto mayor es la población, mayor es su incidencia. Así, la incidencia pasa de 0,7% en la población de 65 años a 1,75% en el segmento poblacional de 85 años o más. Es más, se espera que su prevalencia se duplique en las próximas décadas debido al envejecimiento poblacional. Otros factores de riesgo son la genética, ya que las personas con antecedentes familiares tienen mayor predisposición a padecer DMAE, ambientales como el tabaco y la hipertensión arterial y la exposición continuada al sol sin protección. "Por eso los oftalmólogos insistimos en la importancia de usar gafas de sol, pero no con cristales tintados, sino eficaces", afirma.

Según el especialista, disponer de un sistema validado para poder determinar qué pacientes van a responder y en qué grado a un tratamiento y cuáles no sería un avance "importantísimo" para mejorar el abordaje de este trastorno. "Las inyecciones con dos fármacos diferentes son el estándar terapéutico. Sin embargo, no todos los pacientes responden igual y cerca de un 20% no responde en absoluto y, aunque podemos intuir por qué no, lo cierto es que no conocemos los motivos. Saber a priori la respuesta, evitaría al paciente someterse a un tratamiento que es invasivo y buscar otras alternativas, y ahorraría recursos sanitarios", explica.

Con este proyecto, denominado "Medicina personalizada en la DMAE", los investigadores buscarán biomarcadores físicos, como determinadas lesiones en el fondo del ojo, para intentar establecer un modelo poblacional que cuantifique las diferencias observadas entre pacientes respondedores y no respondedores.

"Este estudio se enmarca en lo que llamamos medicina personalizada o medicina a la carta, que nos permitirá diseñar un tratamiento en función de las características de cada paciente y que tan importante va a ser tanto desde el punto de vista de una mejor atención como económico", asevera el doctor Gómez-Ulla, quien espera que en el plazo de un año y medio pueda estar disponible en el mercado uno de los nuevos fármacos para tratar la DMAE en los que trabajan. "La revolución que técnicas como la terapia génica va a suponer en la medicina en general y en la oftalmología en participar es imposible de predecir", asegura el especialista gallego.