Hoy, San Valentín, el mundo rinde tributo al amor, el sentimiento que más espacio ocupa en la literatura, la música y el cine. Páginas y metros de celuloide han construido una imagen de amor demasiado idealizada a veces y lo han rodeado de falsos mitos que constituyen una amenaza para la propia pareja. Conceptos como "la media naranja", "el amor todo lo puede", "el amor mueve el mundo" y "el amor es ciego" demuestran este grado de interiorización de los mitos románticos.

Según un estudio de la Universidad de Granada, que evalúa la interiorización de los mitos del amor entre jóvenes de 18 a 35 años, el 70% de ellos cree que "el amor lo puede todo", que solo existe una media naranja para él o ella y que el "amor es ciego". Asimismo, solo un 86,3% opina que no se puede ser feliz sin tener una relación. Este estudio concluye que estas falsas creencias relegan a la mujer a un segundo plano, perpetúan el machismo e incluso pueden propiciar la violencia de género.

"El amor es maravilloso, pero no lo puede todo", afirma la sexóloga viguesa Emma Placer, quien prefiere hablar de "amor integral" y no de amor romántico. "El amor es igualdad y respeto, y es mucho más que el primer estadío de una relación. Enamorarse es fácil y es económico para el cerebro, lo desgasta poco. El estado de amor romántico se mueve por un cóctel de hormonas: serotonina, dopamina, endorcinas, oxitocina... que hace que tengamos más energía y que todo nos parezca perfecto y maravilloso. Pero el amor es otra cosa, el amor es aceptación", afirma la sexóloga.

Y es que, si enamorarse es un acto sencillo para el cerebro, mantener la relación ya no lo es tanto porque la convivencia se encarga de pasar por su tamiz toda la idealización del amor romántico. "El amor está relacionado con la asertividad y no tiene nada que ver con los mitos que hay sobre él ni con esa imagen idealizada que nos transmiten las películas y las canciones. "Quién no ha escuchado alguna vez 'Sin ti no soy nada', por ejemplo", afirma.

Emma Placer - Sexóloga

"Si te quedas con el final feliz de la película, la frustración será enorme"

La sexóloga advierte de que muchos de estos mitos perpetúan la dependencia emocional y los celos. "La dependencia emocional, que es llevar al extremo ese final de película romántica, esa idealización del amor, es la antesala de los malos tratos. Es algo que estamos viendo mucho en los jóvenes con el tema de la exposición del amor en las redes sociales. Y aquí surgen dos preguntas: ¿qué necesidad tengo yo de compartir mi relación y qué me aporta si mi relación es íntima? Pero en muchas ocasiones es la pareja la que pregunta por qué no sube una foto en la que se les vea juntos o la que considera que tiene que expresar continuamente su amor en las redes. Y aquí no hay diferencia entre sexos", se pregunta la sexóloga.

Placer alerta también de entender el amor como una forma de posesión, lo que puede llegar a derivar en una colearía. "El amor se basa en un tridente: intimidad, pasión, compromiso. En la primera fase hay intimidad y pasión, pero aún no hay compromiso. Cuando pasas a la siguiente fase quieres demostrar, sobre todo a ti mismo, que esa persona es tuya, entre comillas, y es cuando aparecen los celos, alimentados por esa falacia de que la otra persona es nuestra. Yo cambiaría el te quiero por el te amo, que es más generoso", explica.

La experta también alerta sobre la imposición social de tener pareja, una idea muy vinculada al mito de la "media naranja". "No se concibe que una persona que no tenga una relación pueda ser feliz. Cuando una persona se separa la primera pregunta que le hacen es: ¿Y ahora qué vas a hacer? como si no tener pareja fuese sinónimo de estar solo", afirma Placer, quien aboga por fomentar el amor propio. "Desde la sexualidad humana, lo que intentamos decir es que el amor es algo propio. Si tienes un buen concepto de ti mismo, tendrás una buena capacidad para relacionarse con los demás y tener amistades, y también de amar", añade.

Mantener viva la llama del amor no es fácil, aunque no imposible. Para ello, hay que mantener alejadas lo que Placer llama la "PPR": pereza, prisa y rutina y bajar las expectativas al plano real. "Si nos quedamos con los finales felices de las películas, la frustración puede ser enorme, porque hay que mantener ese amor que ya no está en esa primera etapa de euforia en el día a día", afirma.

Placer propone "una receta infalible" para una vida en pareja más "cálida y feliz" con cinco normas. La primera es resaltar las cosas que hace bien la pareja y no solo las que no nos gustan. La segunda, hacer como que no se ha visto algo que la pareja ha hecho mal.

Otra norma básica es cumplir siempre las promesas. La norma número cuatro es no discutir cuando la otra persona está cansada, desanimada o ha bebido una copa de más, porque los resultados pueden ser desastrosos. "Yo no creo en las parejas que no discuten. Pero una cosa es discutir y otra es pelearse. Pelear es imponer las ideas o deseos propios al otro; discutir es razonar", asegura. La quinta norma de esta receta es comunicar de "forma eficaz" lo que nos gusta y lo que nos disgusta para que de esta forma la pareja esté orientada.