A científicos de medio mundo les recorrió un escalofrío por el cuerpo cuando escucharon una de las últimas afirmaciones de Donald Trump: "Las capas de hielo se iban a derretir, decían que iban a estar derretidas a estas alturas. Pues están en un nivel de récord".

Lo cierto es que, por poner el ejemplo de uno de los mayores bloques de hielo sobre la Tierra, los glaciares de Groenlandia pierden 286 gigatoneladas al año (un gigatón equivale a mil millones de toneladas), según la NASA. Y buena parte del acelerado proceso de deshielo en ambos polos se debe al calentamiento que sufren las temperaturas del planeta.

Julio de 2017, junto al mismo mes de 2016, fue el más caliente de la historia moderna. Los termómetros globales se coordinan desde 1880 y nunca hasta el pasado verano se habían registrado temperaturas tan altas. Los datos analizados por la agencia aeroespacial estadounidense por el Goddard Institute for Space Studies (GISS), de Nueva York, muestran que el mercurio estuvo 0,83 grados por encima de lo habitual en el periodo 1951-1980.

El centro comparte los datos de las anomalías medidas en cada mes de los últimos 138 años. Lo hace a partir de 6.300 estaciones meteorológicas repartidas por todo el mundo, además de en buques, boyas y centros de investigación en la Antártida.

El deshielo supondría una subida del nivel del mar que, según las estimaciones de la organización de científicos Climate Central, podría alcanzar el metro y medio en solo 100 años. La elevación de los océanos podría ocasionar el hundimiento de las rías gallegas, en caso de alcanzar esas cotas.

Una aplicación desarrollada por Climate Central realiza una simulación de las zonas que quedarían bajo las aguas. En el caso de Vigo, la franja marítima se vería cubierta por el mar, además de la illa de Toralla y el área costera de Coruxo.