"Twitter ya no es lo que era; empezó siendo algo divertido. La ironía y el sentido del humor iban implícitos". La reflexión la realiza el músico Iván Ferreiro, con 148.000 seguidores en esta red social, a la que lleva unido ocho años.

Una de las cosas que más echa en falta ahora mismo en ella es "la espontaneidad". "Se ha perdido", puntualiza. Si adaptáramos la canción de Eskorbuto a este asunto, el título reinterpretado se transformaría en "Mucha crítica, poca diversión". No obstante, no aludiría a la crítica constructiva, sino más bien a la que procura la destrucción del otro, ya sea real (en la psique) o simbólica (ante sus seguidores en la Red).

"Al principio de todo -rememora el exPirata Ferreiro- comentaba cosas de la tele metiéndome con alguien de manera irónica, pero ahora tengo cuidado con lo que escribo porque es un coñazo leer cosas desagradables. La gente te insulta. Entra dentro de la tónica general en la que estamos", señala.

Ese ambiente verbalmente agresivo al que hace referencia es el que ha hecho mella en Lorenzo Silva que, en un artículo muy reciente,explicaba que renunciaba a ser activo en Twitter tras hacerse "acreedor" de "fusilamientos tuiteros" así como de "injurias". "Esto dejó de compensar", escribió como epitafio de su cuenta personal en dicha red, con la foto de la luna acompañando al Puente de Rialto de Venecia.

Los ataques radicales llaman la atención. "A partir del mismo comentario -explica Iván Ferreiro-, puedes leer que el autor es un rojo de mierda o un facha de mierda. Antes tenía la sensación de que quien te seguía, se divertía. Los tuiteros se informaban para echarse unas risas".

Está claro que algo ha cambiado. Suso de Toro (Premio Nacional de Narrativa en 2003 por "Trece badaladas" ("Trece campanadas") da una pista: "Conozco a Lorenzo. De hecho, cuando empecé a tuitear hace un año intercambié comentarios con él. Debatimos. Hubo un tema en el último año, lo que sucedió en la relación entre el Estado Español y Cataluña, que nos marcó a todos. Desencadenó un debate enorme en Twitter. Ante el modo en el que los medios tradicionales informaron identificándose con el Gobierno español, se desplazaron a Twitter las visiones alternativas. Como Lorenzo estaba en la red y tenía una opinión muy contestada, se vio metido en ese debate".

De Toro, profesor y tuittero con más de 46.000 seguidores, añade más: "Él se sintió ofendido por la violencia del debate. Es el de Twitter un debate que no se modera, que depende de la actitud de quien emita el mensaje. Lorenzo se sintió violentado por la gente que le llevaba la contraria; le ofendía el modo en cómo lo criticaban. Yo puedo entenderlo perfectamente, aunque mantengo una posición contraria a la suya respecto a lo de Cataluña".

El periodista y profesor de la Universidade de Santiago de Compostela Manuel Gago, tuitero con casi 5.300 seguidores, reconoce que ha habido "un cambio radical que nadie esperaba. Digamos que la gente que estaba en el inicio de las redes sociales era una gente que tenía unos valores compartidos más estrictos. Las redes sociales se convirtieron en un fenómeno mainstream (corriente principal, de uso extendido y democratizado), mucha gente entró y ya no comparte esos valores iniciales"entre los que figurarían el intercambiar conocimientos o establecer un diálogo.

Gago opina que Twitter se ha convertido en un "ágora política y social, un espacio de combate político. Hay muchos intereses nuevos que antes no existían de una forma tan palpable y evidente como ganar unas elecciones, vender un producto, evitar que se compre un producto...".

Esta situación la vincula con la vivida en la II Guerra Mundial y el auge de la propaganda política. "Entonces, se pensaba que tú decías algo y la gente te iba a hacer caso. Por eso, la propaganda era muy agresiva. Hoy en día muchos grupos de poder y acción piensan igual. Creen que, a base de machacar con mensajes, la gente va a cambiar su opinión. Por eso estamos viendo un nivel de agresividad que no estábamos acostumbrados a ver por escrito. Ahora se hacen comentarios que se convierten en retuits y se viralizan. Eran elementos que estaban en la sociedad pero, hasta ahora, no había plataformas para verlo todo junto y, quizás eso es lo que nos asusta".

Ese salto de la esfera privada a la pública ha creado 'paredones tuteros' en determinadas lizas dialécticas, que han sido vividas por Iván Ferreiro o Suso de Toro; no obstante, cada uno en un nivel diferente, aunque con una respuesta similar ante dicho inframundo digital. "He leído de todo; es lo normal", confiesa el intérprete de himnos indies como "Turnedo", "Mi furia paranoica", "Piensa en frío" y "El Bosón de Higgs". No obstante, apostilla que "no es tan importante como para quitarme el sueño, aunque me dan menos ganas de usarlo".

Por su parte, el autor de "Polaroid" y "Tic-Tac" confiesa que no hace caso a las críticas agresivas. "Hay que tener en cuenta que la mayor parte son cuentas anónimas o particulares que no tienen dimensión pública y no sabes qué persona es".

Quien no ha sufrido exabruptos exteriores en esta red que "chía" en gallego es Ledicia Costas -Premio Nacional de Literatura Infantil 2015 por "Escarlatina, la cocinera cadáver" y Premio Lazarillo 2017 por "Plumas e unicornios". "Nunca he tenido un problema, jamás un enfrentamiento. Nadie me ha faltado al respeto", señala.

Hasta hace muy poco, Twitter era la red social "favorita" de Costas, que roza los 3.000 seguidores en ella. Era en el ya pleistoceno digital (antes de septiembre de 2017), cuando los comentarios se limitaban a 140 caracteres y no a los 280 actuales. "Había que ser ingeniosa para concentrar lo que querías comunicar en dos líneas. Twitter era muy ágil frente a Facebook, que me parecía una red con ruido excesivo. Twitter me parece muy útil, pero aumentar los caracteres fue un patinazo", opina la escritora viguesa, que se encuentra "supermotivada" preparando el que será su primer thriller psicológico para adultos y que podría publicarse este año.

Beligerancia dolorosa

Sobre la decisión de Silva de renunciar a tuitear debido a la beligerancia contra él de algunos tuiteros, opina que "cuando eres un personaje público como Silva o Reverte estás expuesto a que te suceda eso. En Twitter encuentras personas de toda clase; o mides lo que dices o estás expuesto a recibir comentarios de una u otra parte (...). A veces pienso dos veces lo que comparto. Solo cuando veo algún artículo en el que alguien ataca la lengua gallega o una minorizada digo lo que pienso y no me corto; pero a nivel político sí que me mido".

Iván Ferreiro reconoce que, para minimizar la posibilidad de ataques, se limita a comentar cosas sobre "música, libros y películas".

La táctica del escritor Lorenzo Silva fue otra, seguir en Twitter con una cuenta zombie; es decir, sin escribir cosas personales, solo con actualización automática para dejar constancia de su "actividad pública".

"Si el poder tiene censura, el poder es malvado. Si te censuras, si tienes miedo, eres un excluido social", opina el profesor Manuel Gago. No obstante, matiza que "tenemos que aprender a relativizar las críticas de las redes. Por supuesto, son dolorosas; pero tienen un impacto más reducido en nuestras vidas de lo que parece".

Entre la oscuridad y el área más lejana del backstage de la función de Twitter y el asunto España-Cataluña, busca respuestas Suso de Toro que conectan con lo que Gago vinculaba a la propaganda. "En los últimos tiempos aparecieron cuentas nuevas en Twitter creadas por el Gobierno español para interactuar en el debate. A veces son agresivas porque realmente no quieren dialogar, sino contraatacar. No entro en eso; prefiero ignorar", reflexiona.

La "máxima -confiesa Manuel Gago- es no alimentar el troll (internauta que insulta, acosa o difama). Cuando ves que una crítica va guiada por intereses oscuros, más allá de que estén de acuerdo contigo o no, prefiero que esas cosas mueran en sí mismas, antes que alimentarlas. No discuten contigo por argumentos".

Gago sabe que "ese es el juego en el que no quiere entrar Lorenzo Silva y ese juego es el que va a matar a las redes sociales. ¿Cuál era la fuerza de Twitter? A diferencia de Facebook, no fue tan mainstream, pero en Twitter había mucha gente con ideas, con ganas de aportar cosas. Si se va, la red muere. De hecho, cada vez me encuentro más gente influyente a la que no le compensa el coste de seguir por lo que está saliendo de las redes sociales o solo permanece en ellas para promocionar su producto. Eso también significa matarlas porque una red social que se reduce a la autopromoción es aburrida; no funciona".

Gago cree que "ahora mismo, todo el mundo es consciente de que esto es una locura" y que "aparecerán nuevas redes que solucionen esta cuestión. Es interesante ver toda la gente que antes gastaba su tiempo en Facebook y Twitter y ahora opta por Instagram porque sigue siendo una red de ocio, en la que compartes y beneficias un producto que no te mortifica, que no te enerva".

Ledicia Costas ya ha iniciado el vuelo hacia Instagram. "Cada vez me gusta más, cada día comparto algo y me está gustando más que Twitter. Instagram le pasará por encima y adelantando por la izquierda. No sé si acertaré o me equivocaré como pitonisa", añade.

"Libertad amenazada"

"No sabemos lo que va a ocurrir en los próximos meses, pero la libertad del debate en Twitter está amenazada. Hay una campaña de descrédito hacia esta red para poder censurarla, para que haya una regulación y el Gobierno pueda controlarla", opina Suso de Toro.

No resulta descabellado. Las cuentas falsas - bots- que inundan Twitter crearon la quinta parte del discurso político del servicio de microblogging en la campaña electoral norteamericana de 2016, según un estudio de Viterbi School of Engineering's Information Sciencies Institute. Los investigadores, Emilio Ferrara y Alessandro Bessi, analizaron millones de tuits mediante un algoritmo. Detectó que las cuentas bots de Twitter produjeron 3,8 millones de tuits relacionados con la campaña, el 19% del total del periodo estudiado. La Universidad de Oxford (2017) defiende que el 45% de las cuentas más activas de Rusia son bots.

Tras analizar el ciberespacio de nueve países (entre ellos, Brasil, Canadá, China, Alemania, Polonia, Ucrania y Estaos Unidos), un estudio concluyó que "las mentiras, la desinformación, de la tradicional propaganda se ha extendido en la red, apoyada por algoritmos de Facebook o Twitter".