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José Carlos Martínez: "Ahora danzo a través del cuerpo de cincuenta bailarines"

Trae "Don Quijote" al Mar de Vigo, en la única fecha en Galicia

Martínez

Bailarín y coreógrafo, José Carlos Martínez (Cartagena, 1969) ha sido 'Bailarín Estrella' del Ballet de la Ópera de París y desde 2011 es director artístico de la Compañía Nacional de Danza (CND). No le faltan reconocimientos, como la Orden de las Artes y las Letras (Francia), o el Premio Nacional de Danza, pero se muestra cercano, cálido. En breve iniciarán una gira por EE UU con "Carmen" y, a final de temporada, comenzarán a trabajar en el próximo gran proyecto del CND. Será otro ballet clásico : "El Cascanueces", para estrenarlo en 2019. Pero la próxima parada de la compañía es Vigo, el sábado día 20 (20.30 horas).

- ¿Cómo cambia la percepción de la danza para un bailarín cuando llega a dirigir una compañía?

-Es muy diferente. La verdad es que cuando eres bailarín te preocupas solo de tu cuerpo, de entrenarte bien... Y cuando diriges una compañía tienes que ocuparte de cada uno de los bailarines, de cincuenta que hay y, sobre todo, de que crezcan artísticamente. Es muy enriquecedor porque ves que con tu trabajo se crean espectáculos y que todos crecen en la escena. Es como una prolongación.

-¿No echa de menos las tablas?

-La verdad es que no. Porque bailo mucho con el cuerpo de danza en el estudio, monto las coreografías con ellos. Cuando ves que gracias a tu trabajo cincuenta personas bailan, es como si bailaras a través del cuerpo de los demás. Aunque estoy viendo el espectáculo, estoy bailando.

-Las últimas funciones de "Don Quijote" han cosechado excelentes críticas. Llegarán a Vigo 'rodados' pero, ¿cómo ve el director hoy el espectáculo?

-Estrenamos este espectáculo en 2015 y desde entonces lo hemos bailado mucho. La dinámica de los bailarines ha cogido brillo; la técnica se les va olvidando y la interpretación va saliendo cada vez más. El espectáculo ha evolucionado y los personajes están cada vez más definidos...

-¿Por qué 25 años después y bajo su dirección, el Centro Nacional de danza eligió un ballet clásico?

-Me parecía que correspondía porque había bailarines con mucha personalidad, con carácter y, buscando un título de ballet clásico, me pareció que Cervantes era idóneo. Esas dos facetas fueron importantes a la hora de elegir este título clásico, un ballet muy español. También yo como bailarín he disfrutado mucho bailando con "Don Quijote" y tenía ganas de coreografiar mi versión.

-Aún siendo la versión del clásico ruso-francés, ha introducido elementos propiamente españoles.

-El coreógrafo ruso de "El Ballet Don Quijote" de Marius Petipas se inspiró en las danzas españolas, pero nuestro folclore y costumbres no eran auténticos. Yo he querido que fuera una versión más propia. He pedido la ayuda de Mayte Chico, bailarina de la compañía de Antonio Gades, que ha coreografiado tres minutos de la pieza donde está la danza española, para darle ese color auténtico. Hay un fandango y un bolero.

-Tomó las riendas de la Compañía Nacional de Danza en un momento complicado. Se ha hablado mucho de la falta de una sede, ¿qué cree que falta en las institución?

-Necesitaríamos tener un teatro donde poder desarrollar nuestra temporada como Compañía Nacional, y luego ir de gira con esos espectáculos. No tener una sede propia hace más complicada la gestión. La parte positiva es que giramos mucho, pero es complicado tener un proyecto pedagógico y fidelizar al público. Es verdad que la danza necesita apoyo político.

-Pero, ¿por qué ocurre?

-Creo que es por falta de tradición. Simplemente por eso, porque voluntad hay. En Europa los teatros de ópera tienen una compañía de ballet instalada, que tiene su temporada allí.

-Quizás por la imagen cinematográfica en películas como "Cisne negro", la danza se relaciona siempre con sacrificio y disciplina.

-Yo no podía hacer otra cosa que no fuera bailar, así que la palabra sacrificio no vale para mí. Aunque dejar a mis hermanos y a mi familia, alejarme de ellos para irme a Francia sí fue un sacrificio. Es cierto que hay que hacer esfuerzos, porque hay que formarse sobre tu propio cuerpo. Un músico si rompe su instrumento, usa otro. Nosotros tenemos que aprender a vivir con ese cuerpo y llevarlo al máximo. Disciplina sí, pero sacrificios quizás no. Sí hay un poco de verdad en la imagen del cine: tienes que pasar por tendinitis, días cansado en los que tienes que seguir ensayando, o bailar con fiebre. Somos como los deportistas de elite, salvo en que la carrera de los bailarines es mucho más larga.

-¿Cuánto de talento y cuánto de disciplina son precisos?

-El talento es una luz especial, que se tiene o no se tiene. Más que disciplina, yo diría trabajo. Y ahí pondría el 80% de trabajo y el 20% de talento. Para mí lo más importante en un bailarín es su cerebro: es lo que dirige todos sus movimientos. Un bailarín que trabaja con la cabeza llega mucho más lejos. Un coreógrafo sueco contemporáneo muy importante dice que bailar es pensar con el cuerpo. Esa frase a mí me marcó muchísimo. Es verdad: si analizas cada movimiento y lo piensas bien, encuentras la manera de hacerlo, no por la repetición del paso diez mil veces. Bailar es pensar con el cuerpo.

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