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Campaña internacional de financiación colectiva para una tecnología pionera

Un joven desarrolla en Londres los "fármacos-gominola"

El lugués Álvaro Goyanes, uno de los fundadores de la compañía FabRx, desarrolla en Londres un método revolucionario para elaborar fármacos personalizados con una impresora 3D de golosinas

La forma de ingerir medicamentos podría tener los días contados tal y como la conocemos gracias a la tecnología 3D. Una compañía británica fundada por expertos de la University College of London (UCL), entre ellos, el lugués Álvaro Goyanes, desarrolla un método revolucionario para elaborar fármacos personalizados a partir de una impresora de gominolas. Además de resultar agradables al paladar, incluso apetecibles, los nuevos preparados contendrían dosis mucho más precisas e incluso sería posible preparar un solo comprimido con toda la medicación que necesita un paciente para todo un día.

La empresa FabRx acaba de lanzar una campaña de financiación colectiva a través de la plataforma Kickstarter para recaudar fondos con los que impulsar el proyecto y, a la vez, dar a conocer esta tecnología y que la sociedad "pueda probar cómo serán los medicamentos en el futuro".

Goyanes (Monforte, 1982) y sus tres socios -los profesores Simon Gaisford, Abdul Basit y Bill Lindsay- crearon la compañía en 2014, una spin-off de la UCL con base en su Facultad de Farmacia, para que las innovaciones de la impresión 3D "no se quedasen en el laboratorio y trasladarlas lo antes posible a la práctica clínica".

Durante estos años, han evaluado diferentes tecnologías con impresoras 'printlets' para obtener comprimidos impresos o, como él los traduce al español, imprimidos. En una conferencia, el lugués conoció al equipo de The Magic Candy Factory, la primera compañía de impresión de gominolas, y además de quedarse fascinado por su sabor descubrió el "potencial" para una nueva aplicación sanitaria.

"Ellos desarrollaron la tecnología y nosotros la estamos adaptando para su uso en farmacia, donde la regulación es más estricta. Es la única impresora de este tipo aprobada para alimentos por la FDA [la agencia gubernamental de EE UU], lo que hace más sencilla su aprobación para utilizarla con medicamentos", explica.

Los comprimidos son preparados con los mismos materiales que se utilizan en la elaboración de las golosinas -y que además se usan de forma habitual en otros fármacos- y se les incorpora el medicamento necesario. Ya son aptos para veganos y los responsables de FabRx están trabajando en versiones sin azúcar para diabéticos.

Menos de un tercio de las medicinas tienen una forma apropiada para los niños y, en los países desarrollados, la mitad de la población infantil debe tomar fármacos que no han sido aprobados para ellos. La impresión 3D supondría un cambio de paradigma. "Los padres no necesitarían calcular la dosis en función del peso o la edad. Y además los medicamentos tendrían el sabor, el color y la forma preferidos por el niño", destaca Goyanes.

También los adultos disfrutarían de grandes ventajas: "El hecho de que los imprimidos sean masticables evitaría el inconveniente de tragar grandes cápsulas o comprimidos. Además permitiría reducir su número, facilitando el seguimiento del tratamiento".

Otra de sus aplicaciones estaría relacionada con las enfermedades raras que carecen de medicamentos en el mercado y cuyos tratamientos se preparan de forma manual en los hospitales. "Las oportunidades que ofrece esta tecnología son muy variadas y estamos intentando explorarlas", subraya Goyanes.

La idea es conseguir fondos para acelerar la adaptación del software de la impresora y que su uso resulte más sencillo, además de optimizarla para los distintos tipos de medicamentos. El desarrollo total del proyecto necesita de unos 226.000 euros, pero la campaña tiene como objetivo una cantidad de 56.000, que permitiría arrancar con la primera parte.

Entre las recompensas que recibirán los donantes figura una impresora 3D y numerosas ideas para que testen los comprimidos. "Hay un antes y un después de probarlos. Y para los más interesados también ofrecemos visitas a nuestras instalaciones en Londres para que puedan fabricar sus propios imprimidos".

Contacto con hospitales de España, Reino Unido y Alemania para los primeros estudios con pacientes

  • Los potenciales usuarios de esta innovadora tecnología son las farmacias y los hospitales, que dispondrían de las impresoras 3D para preparar medicamentos personalizados, especialmente en el caso de pacientes infantiles.Otra opción, comenta Goyanes, es que las impresoras estén en centros de producción que enviarían los comprimidos a farmacias y hospitales a través de empresas de distribución, como ya se hace con las vacunas para las alergias. "Es algo tan innovador que es difícil predecir cómo será", reconoce.La compañía FabRx ya está en contacto con hospitales de España, Reino Unido y Alemania para explorar la posibilidad de empezar con los primeros estudios que impliquen a pacientes.No sería su primera colaboración con centros sanitarios españoles, pues ya tienen relación con investigadores del hospital de Santiago. De hecho, realizaron un estudio conjunto en el que los científico gallegos evaluaron en ratas vivas el comportamiento de formulaciones de FabRx.

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