El nido permaneció tirado en el suelo, entre las ramas del manzano, hasta el mediodía de ayer. Tras dar orden la Guardia Civil para su retirada, acudieron al lugar los bomberos del Baixo Miño. Las labores se demoraron algo más de lo previsto debido a que la colmena estaba rota por varias partes, "lo que dificultó su retirada", explica Alfonso García, uno de los bomberos, "ya que no puedes tapar el agujero de entrada ni ningún otro que pueda tener, por lo que implica que las avispas estén más alrededor de uno". Así, una vez puestos los trajes protectores, cortaron todas las ramas para acceder a él, lo metieron en una bolsa y aplicaron un insecticida. Ahora, el siguiente paso será su incineración.

Los efectivos del cuerpo de bomberos desplazados al lugar estimaron en unas 2.000 las avispas albergadas en el nido, confirmando que eran velutina, indicando como característica diferenciadora de las autóctonas "el color marrón anaranjado del extremo de sus patas".