Una nueva publicación del Consello da Cultura Galega (CCG) aborda los fenómenos relacionados con el cambio lingüístico de la lengua gallega en la sociedad actual, recopilando 11 artículos de investigación que abordan cuestiones como los 'neofalantes', el 'purismo' en la defensa del idioma o la influencia y el contacto con el castellano.

Estos estudios son el resultado de una revisión de los trabajos presentados en un simposio organizado por el Instituto da Lingua Galega, entre octubre y noviembre de 2015, y celebrado en la Facultade de Filoloxía de la Universidade de Santiago de Compostela (USC) y en la propia sede del CCG.

Así lo han explicado en rueda de prensa la profesora Dolores Vilavedra, los editores de la obra, Xosé Luís Regueira y Elisa Fernández, y Ernesto González, director del ILG.

Los investigadores han señalado los cambios "profundos" experimentados por la sociedad gallega en las últimas décadas, tanto sociales, políticos y culturales, en paralelo con un rápido proceso de urbanización, que ha transformado un territorio rural a una comunidad en la que el sector primario cuenta con un índice de población activa del 6,6 por ciento, según datos de 2014.

Esta deriva ha generado un cambio radical en el que muchos elementos de la cultura 'labrega' o marinera tradicional han desaparecido y con ellos "una parte del patrimonio lingüístico", al mismo tiempo que el idioma ha ido ganando espacios comunicativos a los que adaptarse y desarrollar nuevas variedades.

Todo este proceso vivido "en intenso contacto" con el castellano, señalan los autores, ha tenido ciertas repercusiones que pocos trabajos han afrontado desde el punto de vista del estudio del cambio lingüístico y del contacto entre idiomas.

Elisa Fernández ha destacado que el libro recoge aportaciones desde diferentes perspectivas, con trabajos de ámbito general como el inicial de Johannes Kabatek y otros más específicos que abordan temas como el léxico, la morfología o la fonética.

Kabatek advierte de que los preconceptos instalados en la lingüística del siglo XX impiden comprender estos fenómenos de cambio, al entender la lengua como un sistema "externo y estable" que cambia "por razones inexplicables".