Llevaba 15 meses trabajando como asistente médico en el pabellón psiquiátrico de la clínica Ubbo-Emmius, en Aurich, al norte de Alemania. Durante ese tiempo, acumuló varias quejas de pacientes y familiares por el trato vejatorio que habían recibido.

Sin embargo, nadie se había dado cuenta hasta entonces de que el hombre de 38 años que ejercía como médico no tenía titulación alguna, ni tampoco formación. Aprendió la jerga médica durante su estancia como interno en otro hospital pisquiátrico, debido a la psicosis y esquizofrenia que padecía.

Con eso bastó para ser contratado, en un contexto en el que no es posible cubrir las plazas de personal sanitario en muchos de los estados federados alemanes por falta de oferta, según recoge el ABC.

El médico jefe del que dependía, el doctor Egbert Held, ha asegurado que «durante su trabajo en el departamento, se encontraba en fase de aprendizaje y no ejercía de forma independiente, sino bajo supervisión». Se limitaba, por tanto, a aplicar tratamientos especificados por sus superiores, pero a menudo se encontraba a solas con los pacientes y sus apreciaciones eran tenidas en cuenta por el equipo médico en los diagnósticos.