Hoy se cumplen diez años de la incorporación de España al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), más conocido como Plan Bolonia, que para el sistema universitario ha supuesto una mejora del rendimiento del alumnado, una mayor adaptación de la oferta educativa a la demanda del mercado laboral y del alumnado y un cambio en la metodología docente. Sin embargo, no ha alcanzado uno de sus principales objetivos: la internacionalización.

El 29 de octubre de 2007, el Gobierno español aprobó un real decreto para dotar a la universidad del marco normativo sobre el que se asentara el Proceso de Bolonia, un acuerdo impulsado por las universidades europeas en 1999 con el objetivo de modernizar el sistema de educación superior y lograr mayor autonomía a la hora de diseñar una oferta de titulaciones, homologable a la del resto de instituciones europeas para facilitar el intercambio de estudiantes. Los grados sustituyeron a las licenciaturas y diplomaturas y se impulsaron los másteres y doctorados.

Balance positivo

"El balance es razonablemente positivo, lo que no implica dejar de reconocer que se puede y se debe mejorar aún más en este camino", subraya el nuevo presidente de CRUE Universidades Españolas, Roberto Fernández.

A su juicio, las universidades españolas han hecho un gran esfuerzo "pese a haber sufrido entre 2010 y 2015 unos recortes cercanos a los 1.000 millones de euros en la financiación ordinaria anual y una pérdida de recursos humanos de más de 10.000 personas, entre profesorado y personal de administración y servicios".

Asimismo, admite que "hay que ajustar la oferta curricular más y mejor a las necesidades de la sociedad, de las empresas y de otras instituciones públicas y privadas, si la universidad quiere continuar con ese proceso de adaptación".

Para Fernández Bolonia ha logrado un "claro ajuste de la oferta con la demanda de estudios", reduciéndose aquellas titulaciones con pocos alumnos, y un aumento de su empeño académico "en todas las ramas de conocimiento" respecto al sistema anterior.

El presidente de los rectores destaca también como un logro, en relación con el tejido productivo, el "importante aumento del número de prácticas que desarrollan los estudiantes en empresas y otras instituciones" o la movilidad y el intercambio de alumnos mediante el Programa Erasmus: "España es hoy el primer país que más alumnos recibe y envía", apostilla.