Fue una jornada negra en el sur de Galicia, arrasado por un incesante goteo de incendios que se cebaron de forma especial en el sur de la provincia de Pontevedra. Fue un día de luto, por la muerte de dos vecinos en la parroquia nigranesa de Chandebrito que no pudieron escapar a tiempo de las llamas, en el que las redes sociales ardieron de indignación, de preguntas sin respuesta, de imágenes que daban cuenta del drama que vivían miles de personas enfrentándose a las llamas y a la terrible decisión de abandonarlo todo para salvarse. Pero fue también un día marcado por la solidaridad como efecto más positivo de una jornada absolutamente aciaga.

El volumen de fotos e información sobre los incendios que circuló por las redes sociales sirvieron para informar puntualmente a los ciudadanos sobre el avance de los distintos frentes, pero también fue fuente de confusión por distintos bulos que se fueron transmitiéndo a través de los grupos de whatsapp. Algunos llegaron a afirmar que se había desalojado el hospital Álvaro Cunqueiro o también alertaban de que habían explotado distintas gasolineras alcanzadas por el fuego, como las de Baiona, Vincios o As Neves.

La dramática jornada tuvo, de todas formas, ese aspecto positivo en la solidaridad demostrada por los ciudadanos que se volcaron en las tareas de extinción de los fuegos, muchos llegados desde municipios que no estaban afectados pero que no dudaron en coger una pala y echar una mano.

Los incendios más importantes registrados en las comarcas de Redondela, Val Miño y el Condado-Paradanta, con nucleos de población desalojados por la cercanía de las llamas a las viviendas, pero también en el mismo centro de la ciudad de Vigo, con diversos focos en distintos puntos de la localidad la durante toda la tarde que sembraron el caos, tuvieron ese componente solidario que aunó a toda la población contra la plaga incendiaria.

Eso ocurrió en las zonas en las que las llamas afectaron a barrios residenciales como Navia o a puntos dispersos de la ciudad, como la plaza de España, la Avenida Clara Campoamor o la de Europa, donde los vecinos se volcaron formando cadenas humanas con cubos de agua para sofocar las llamas ante el colapso de los efectivos de extinción, que no podían hacer frente a tantos fuegos simultáneos.