Hasta que aparezca una cura para el cáncer, algo poco probable, la mejor receta es llevar una vida sana, aconseja encarecidamente Carl-Henrik Heldin (Suecia, 1952), biólogo celular, experto investigador en el tratamiento de tumores y presidente desde 2013 de la Fundación Nobel que cada año otorga los galardones culturales y científicos más prestigiosos del mundo. La elitista entrega de premios trata ahora de reorientarse con una mayor apertura a la sociedad, y sobre todo, a los jóvenes con el Centro Nobel, cuya obra fue adjudicada al arquitecto londinense Chipperfield, pero el empeño está encontrando más obstáculos de los previstos y va con retraso. Heldin, que vincula el cáncer a la longevidad, a los cambios que se producen en el ADN y a la vida que llevamos, recomienda para tratar de prevenirlo comer muchas verduras, frutas y fibra, en el curso de una entrevista con Epipress con motivo de una conferencia pronunciada en la Fundación Ramón Areces.

-Señor Heldin. ¿Cómo va el proyecto de la nueva sede del Centro Nobel en Estocolmo adjudicada en 2014 al arquitecto David Chipperfield?

-El proyecto avanza después de un concurso en el que participaron los arquitectos más famosos del mundo. Al final, el comité seleccionó la propuesta de Chipperfield hace ya cuatro años porque aspiramos a levantar un edificio funcional, con un museo, salas de conferencias y además queremos un edificio bonito y con carácter. Lo que pretendemos es construir una ciudad de la ciencia.

-Pero la obra apenas ha comenzado, ¿cuándo podrán inaugurar la nueva sede de los Nobel?

-Ha sufrido varios retrasos. El museo municipal de Estocolmo se ha opuesto a esta obra y paró la construcción. Hemos recurrido pero aún no hay una decisión final. Siendo realista, no creo que podamos iniciar la construcción hasta dentro de un año y las obras durarán dos o tres más.

-¿Confía usted en sacar adelante este proyecto a pesar de los obstáculos que encuentra?

-Eso espero. Aparte de estos problemas, el proyecto ha sufrido también cambios y el edificio será ahora más pequeño que el presentado en 2014. Si se va a celebrar en esta construcción la gala de la entrega de los Premios Nobel lo decidirán los futuros consejos de administración de la Fundación.

-¿Tratan con este edificio de romper la imagen elitista de los premios y abrirlos a la ciudad y al mundo?

-Sí, aunque no me gusta hablar de elitismo en este contexto. Los Premios Nobel reconocen logros extraordinarios de una elite intelectual. Lo que es cierto es que queremos reorientar estos premios para que lleguen a más gente y mostrar así este mundo único que impulsa el conocimiento de las ciencias, las humanidades y otras artes. Será un lugar de encuentro para toda la población donde primen la creatividad y la curiosidad.

-¿Qué planes tienen para que los Premios Nobel no se queden en una fastuosa gala en medio de varios días de vorágine mediática y para que Estocolmo desarrolle paralelamente actividades científicas, artísticas y culturales del máximo nivel durante todo el año?

-Es cierto que durante estos días hay un enorme interés por los Premios Nobel y que ese interés es máximo el 10 de diciembre, cuando se entregan los galardones en una ceremonia fastuosa. Suecia quiere aprovechar este tirón para promover un interés mucho más amplio por la ciencia, sobre todo, entre los más jóvenes a los que queremos animar a cursar estudios de grado superior y a que apuesten por la investigación científica.

-¿Será Estocolmo como un imán para grandes científicos, escritores, pintores, poetas y músicos?

-¡Ya nos gustaría! Los Premios Nobel son buenos para todos los países escandinavos pero me parece que necesitaríamos algo más para convertirnos en ese imán del que habla.

-¿Cómo se financia la construcción del Centro Nobel: con aportaciones públicas o fondos privados?

-La construcción se financia con donaciones particulares. Pero programaremos actividades en el museo o en otras salas que contarán con subvenciones del Gobierno sueco y del Ayuntamiento de Estocolmo.

-Hablemos de sus prestigiosas investigaciones sobre el cáncer, profesor. ¿En qué punto estamos hoy en la lucha contra esta enfermedad o plaga de enfermedades relacionadas con ella?

-Lo cierto es que el número de afectados por el cáncer aumenta cada año y esto se debe casi exclusivamente al hecho de que la población envejece más. Somos más longevos y por eso aumentan los casos de cáncer relacionados con la edad. Este es el mensaje negativo pero hay uno positivo.

-Dígamelo por favor?

-Las posibilidades de tratamiento han mejorado muchísimo, con lo cual, a una persona a la que se le diagnostique hoy un cáncer tiene entre un 60 y un 70 por ciento de probabilidades de sobrevivir, el doble que hace 40 años. La investigación oncológica y los nuevos tratamientos han avanzado pero es mucho lo que queda aún por hacer.

-¿Cómo se controla el crecimiento celular?

-El control del crecimiento celular se logra a través de la propia maquinaria de la célula. Son mecanismos basados en moléculas que se pueden activar y hacen que la célula decida entre sobrevivir o migrar para sobrevivir en otro órgano.

-¿En qué consiste la transducción de señales en el desarrollo del cáncer, un tema que usted estudia a fondo?

-Pues son esos mecanismos intracelulares. Básicamente consiste en coger una señal del receptor del factor de crecimiento que hay dentro de la célula. Se trata de un mecanismo que a menudo se ve perturbado en las células del cáncer. La célula cancerosa crece demasiado, sobrevive cuando en realidad tendría que morir e invade su entorno.

-O sea que la célula normal se muere, pero la enferma sobrevive...

-El mecanismo de la célula normal tiende al suicidio. Si la célula sufre un cambio que resulte un peligro para el organismo puede que desactive esta tendencia suicida. Es lo que pasa por ejemplo cuando nos infectamos con un virus o cuando se produce un daño muy grave al ADN. El cáncer es una enfermedad relacionada con cambios en el ADN.

-¿Por qué las perturbaciones de las vías de señalización promueven el avance del tumor?

-Todo comienza con ese daño en el ADN, en mutaciones en genes muy específicos. Esto afecta a los genes de ese mecanismo celular que hace que la célula tumoral avance en vez de suicidarse.

-¿Qué otros factores contribuyen a ese avance?

-Además de esas mutaciones en genes muy específicos del ADN está la relación epigenética de esos genes. Esos son los motivos fundamentales por los que tenemos cáncer. A su vez, el cáncer está relacionado con nuestro estilo de vida. Hay ciertas formas de cáncer que heredamos pero el mayor riesgo viene de nuestro estilo de vida y el mayor peligro es el tabaquismo.

-¿Cómo va la exploración para aplicar antagonistas de la transducción de señales?

-Con esta investigación se aspira a entender cómo funcionan los mecanismos de señales normales y cómo funcionan en el cáncer. Así podemos identificar ciertas dianas para el tratamiento y desarrollar así soluciones químicas para los enfermos.

-¿Funcionan esos fármacos?

-En algunos casos de cáncer funcionan bien. Uno de los grandes problemas en el tratamiento del cáncer es el desarrollo de los mecanismos de resistencia que hacen que los tumores vuelvan a aparecer con frecuencia.

-¿Se puede inhibir ya el crecimiento descontrolado de las células tumorales?

-Se puede hacer ya en algunos casos. El más conocido es el empleado para la leucemia mieloide crónica cuya mutación originaria sobreactúa por la enzima. Es una quinasa que se llama Abel. Hemos logrado un antagonista que trata de una manera muy específica esa enzima que potencia ese cáncer.

-Deme una noticia esperanzadora para tantos enfermos de cáncer.

-Los científicos seguimos avanzando año tras año pero hay que ser realista y no podemos prometer que el cáncer vaya a desaparecer. Las probabilidades de sobrevivir a un cáncer también aumentan cada año. Hasta que haya una cura, lo mejor es llevar una vida sana. El riesgo de padecer cáncer aumenta con la edad y no creo que vayamos nunca a conseguir erradicarlo por completo porque los errores en las mutaciones de los genes son inevitables y no se puede frenar la división celular.

-Hábleme por favor del día más feliz de su vida en su guerra contra el cáncer.

-Uno de los momentos más felices lo viví al principio de mi carrera como científico cuando trabajaba con un factor de crecimiento que se llama PDGF y mis supervisores y yo pensamos que si lográbamos entender el funcionamiento de ese factor podríamos entender mejor cómo se había desarrollado la célula cancerosa. Esto quedó demostrado en 1983 cuando nuestro grupo y otros descubrimos que otro oncogen del retrovirus llamado CIS, muy parecido al PDGF, hace que las células se transformen en malignas produciendo PDGF. Es decir, descubrimos que la misma célula es capaz de generar su propio factor de crecimiento autoestimulándose.

-¿Influye tanto la alimentación en la infancia como advierte Harald Zur Hausen, Nobel de Medicina en 2008?

-Zur Hausen es un excelente investigador al que hay que escuchar pero no sé si esa aseveración es válida o errónea, la verdad. Él fue fundamental en la investigación del papiloma humano para el que ya hay una vacuna.

-¿Hay una dieta anticancerígena?

-Lo mejor para evitar padecer ciertos cánceres es comer mucha verdura, fruta, fibra y poca carne roja.