Hace 1.800 millones de años, dos agujeros negros de 31 y 25 veces la masa del Sol se acercaron tanto uno a otro que acabaron devorándose, fusionados. La unión provocó un violentísimo estallido de energía en forma de ondas gravitacionales -curvas en el tejido del universo que avanzaron en todas direcciones como olas en un estanque-. Tres detectores en dos continentes, separados por miles de kilómetros, han captado ahora el "sonido" generado por la colisión de ese par de agujeros negros. Es la cuarta vez que se "escucha" una señal de ese tipo, que da la razón a Albert Einstein en sus postulados sobre la Teoría de la relatividad, y cuyo hallazgo, según los expertos, abre una nueva ventana de observación al cosmos.

En esta primera detección triple ha participado un físico gallego, Juan Calderón, y dos grupos españoles -el Grupo de Relatividad y Gravitación de la Universidad de Baleares y un grupo de la Universidad de Valencia-. Esta cuarta señal, denominada técnicamente GW170814 ha sido detectada el pasado 14 de agosto, cuando los detectores de Advanced LIGO -localizado en Hanford (Washington) y Livingston (Louisiana), Estados Unidos- y de Virgo -en Pisa, Italia- "escucharon" esta nueva onda gravitacional.

Es la primera vez que todos los detectores captan una señal de este tipo de forma conjunta, según resalta el físico gallego procedente de Silleda, Juan Calderón, que trabaja en el Georgia Institute of Technology y es miembro de LIGO (Laser Interferometer Gravitational-Wave Observatory). "Para imaginar la violencia de esa fusión, si solo tres masas solares se hubiesen convertido en luz, la colisión sería más luminosa que todo el Universo visible junto", asegura desde EE UU.

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"Las colaboración LIGO opera los detectores de ondas gravitacionales Advanced LIGO, de 4 kilómetros de longitud, situados en EE UU, y que entraron en operación en septiembre de 2015, anunciándose hasta la fecha la detección de tres ondas gravitacionales provenientes de tres pares de agujeros negros", explica Calderón. El 1 de agosto de 2017 entró en funcionamiento el detector Virgo, en Cascina (Italia)". Sus resultados serán publicados próximamente en la revista Physical Review Letters. después del hallazgo de una primera onda en febrero de 2016, una segunda en junio del año pasado y una tercera antes del verano de 2017, que arrojó luz sobre el "lado oscuro" del universo.

Pero más allá del mero hallazgo, Calderón interpreta que "similarmente a como sucede con nuestros oídos, la localización del agujero negro emisor de la señal se realiza midiendo el tiempo que a esta le lleva llegar de un detector a otro: cuantos más oídos tengamos mejor localizaremos la fuente". Las deformaciones que que Advanced LIGO y Virgo miden son la milésima parte del tamaño del núcleo de un átomo de hidrógeno, lo que los convierte en las "reglas" más precisas del mundo.

El físico, que hoy publica un estudio científico sobre la materia en ArXiV, indica:"Esta búsqueda permitirá detectar, en caso de que existan, sistemas más exóticos, permitiendo el acceso a una información más rica sobre los agujeros negros y posibilitando nuevos estudios sobre la naturaleza de la gravedad".