El colectivo gallego Pallasos en Rebeldía no solo quiere arrancar carcajadas o emociones en los espectáculos con los que recorre Palestina y otros países, sino que pretende ir un paso más allá con su arte circense, que concibe como "la única manera de luchar contra la injusticia". Una pequeña carpa levantada por la Escuela de Circo de Birzeit acoge el Festiclown, un festival circense itinerante organizado por Pallasos en Rebeldía y que durante ocho días recorrerá escuelas y campos de refugiados. Una sucesión de acrobacias sobre y bajo el trapecio deja a los asistentes boquiabiertos, absortos por los movimientos y música en apoyo al pueblo palestino que se escucha durante la actuación.

"El payaso, el circo, es un lugar de confianza, de luz, desde el que podemos confrontar la realidad desde otro lugar", indica el director de Pallasos, Iván Prado. Este director de clown, actor, nómada y elocuente conversador es reincidente en esta tierra, a la que ha viajado en numerosas ocasiones desde 2003 y en la que este año se celebra la cuarta edición de un festival que también ha pasado por México, Brasil, los campos de refugiados saharauis o el de Idomeni, en Grecia.

En Cisjordania, se extenderá durante ocho días con actuaciones en campos de refugiados y escuelas, entre otros espacios, junto a la compañía madrileña Kambahiota, el Circo brasileño No Ato, la fundación colombiana Tcyminigagua, los chilenos Academia de Tontos y una delegación de jóvenes de Rivas Vaciamadrid que realiza talleres con actividades pedagógicas y lúdicas.

Les respalda la Escuela de Circo de Birzeit, alabada por Prado porque considera que en un contexto donde la ocupación israelí se prolonga durante décadas "que alguien se dedique a hacer reír o a hacer soñar a través del arte del circo, que por definición trabaja la utopía y la esperanza" abre un "espacio de consciencia: poder incluir el arte en esta realidad".

Shadi Zmorrod, el director de esta iniciativa que ya cumple once años, explica que el circo en Palestina abarca muchos ámbitos. "No somos políticos, somos artistas, pero no podemos separar el arte y el circo de la política" dice y argumenta que aquí, "desde el momento en que abres los ojos, confrontas una realidad de puestos de control militares, el muro, etc".