"La sociedad es cada vez más puritana e hipócrita, la gente no está dispuesta a recibir ideas", ha lamentado el escritor Javier Marías (Madrid, 1951) durante la presentación de su nueva novela, "Berta Isla", un relato sobre la "espera" y sobre la "bendición" y la "maldición" de existir. En esta ocasión, Marías presenta un relato disfrazado de novela de espionaje para hablar de la relación de la pareja formada por Berta Isla y Tomás Nevison, una persona dotada para las lenguas que es reclutada por los servicios secretos británicos.

En palabras del escritor, esta novela aborda uno de los temas por los que siente "fascinación": "Los hombres que se van y que vuelven, o nunca aparecen, y las mujeres que los esperan", un tema que tradicionalmente se ha tratado en la literatura y que él mismo ya trató en relatos como "Los enamoramientos" (2011) o en sus cuentos. En este sentido, ha explicado que una de las reflexiones de este libro es la "adicción" a la esperanza, ya que "cuando uno espera" las posibilidades están "sin definirse" y, aunque para muchos esto es "angustioso", otros lo añoran porque "todo es posible".

"Berta es un personaje muy digno", ha indicado Marías, que desvela que "a medida que pasa el tiempo se ve una evolución en la que se plantea la moralidad". En este sentido, la novela reflexiona también sobre la "vileza" del espionaje, el secreto y la ocultación. El autor cree que existe una tendencia de saber "demasiado" y tener "transparencia", aunque también se aceptan las "zonas oscuras". "En estos tiempos en que se protesta por todo muy fácilmente, ha habido muy pocas protestas --si es que ha habido alguna-- por el hecho de que, por ejemplo, a los terroristas los haya matado la policía, como si en el fondo la gente tuviera cierta conciencia de que al enemigo o se lo aniquila o uno es aniquilado", ha señalado en referencia a los atentados del pasado mes de agosto.

El autor de "Berta Isla" ha dejado de escribir sobre el presente porque, según ha indicado, hoy en día hay más "superficialidad" y menos "sustancia", por lo que considera que sus personajes hoy no serían "creíbles". Según ha puntualizado, este fenómeno no afecta solo a las generaciones jóvenes, sino también a los mayores.