La Sociedad Española de Ortodoncia (SEDO) recomienda que los niños se sometan a una revisión ortodóncica a los 6 años porque esta es la edad en la que salen los primeros molares definitivos y, por tanto, el momento idóneo para que un ortodoncista compruebe que la erupción de la dentadura definitiva y el crecimiento de los huesos de la cara se están desarrollando correctamente y si no es así, corregir determinados problemas que en la edad adulta pueden ser más complejos. El presidente de la SEDO, el doctor gallego Juan Carlos Pérez Varela, es uno de los catorce ponentes del Congreso Dental Mundial de la Federación Dental Internacional (FDI), que reúne a cerca de 5.000 dentistas de todo el mundo en Madrid. Dentro de quince días estará impartiendo dos conferencias en Dubái y después otra en Atenas.
-¿Por qué hay que someter a los niños a una revisión ortodóncica a los seis años?
-La idea clásica y tradicional es que se tiene que llevar a los niños al ortodoncista cuando cambian todos los dientes, para cuando en muchos casos ya tienen 12 o 13 años. La Sociedad Española de Ortodoncia considera, sin embargo, que el mejor momento para tratar algunas irregularidades del crecimiento de los huesos y para prevenir algunos problemas que se complicarían con el paso el tiempo es ver a los niños a los seis años, incluso a los cinco. Los seis es una buena edad porque es cuando nacen los primeros molares definitivos y es el momento para analizar cómo van evolucionando los dientes definitivamente y cómo van creciendo el maxilar y la mandíbula, y corregir posibles problemas porque los ortodoncistas no solo tratamos los dientes; también el crecimiento de los huesos de la cara.
-¿Y estas irregularidades a las que se refiere son muy frecuentes?
-Sí. Hay un porcentaje de niños muy alto niño al que no le crece a lo ancho el maxilar, con lo cual lo tienen muy estrecho y comprimido; y otros a los que no les crece el hueso de abajo a ritmo que le tiene que crecer, por lo que tienen los dientes muy para fuera. Esto se puede corregir de una manera muy sencilla con unos aparatos y con un tratamiento corto, de un año. Sin embargo, a medida que el paciente se va haciendo adulto, son mucho más difíciles de corregir e incluso pueden necesitar cirugía.
-Muchos adultos tienen estos problemas.
-Los problemas ortodóncicos van aumentando con el paso de los años, pero hace años había también un alto índice de población con problemas ortodóncicos pero muchos de ellos no se trataban Hoy en día queremos dar a nuestros hijos la mejor calidad médica posible y que tengan una buena salud dental, y queremos ver si se puede redirigir el crecimiento de los maxilares de una manera adecuada. Si un niño tiene un problema de crecimiento de los huesos, muchas veces no mastica bien, con lo cual, puede tener bruxismo. Una de las principales preocupaciones del paciente adulto es mejorar la estética de su sonrisa, una estética que también es salud porque unos dientes apiñados son mucho más difíciles de cepillar, con lo cual hay mucha más incidencia de enfermedades de las encías.
-Este es un problema bastante habitual en adultos.
-Se trata de un problema cada vez más frecuente en consulta y el estrés tiene mucho que ver, aunque no hay una única relación causa-efecto. Normalmente suele ser por un problema de estrés, sumado a un factor genético. Somos una sociedad que estamos bajo un estrés muy fuerte, lo que nos lleva a desgastar lo dientes, sobre todo en épocas en las que estamos muy estresados, con lo cual la gente acaba quedándose prácticamente sin dientes y tiene dolores también en las zonas del cuello, mandíbula y cabeza. El factor genético no lo podemos modificar, pero lo que si debemos tener es una buena salud dental.
-Supongo que esa salud dental hay que cultivarla desde pequeños, pero ¿qué consideran ustedes una buena salud dental?
-Tener una buena salud odontológica, que no tenga caries, que no tenga problemas de encías y, por supuesto, que se cepille bien y que los dientes encajen bien los arriba con los de abajo. Esto para mí sería una salud óptima en un niño.
