Pontevedrés afincado en Barcelona, Jesús Díaz se mueve profesionalmente entre España, Francia y Estados Unidos. Es el autor de bandas sonoras como la de "La deuda" y de la música original de la serie francesa "Cannabis". Hoy, a las 19.00 horas, ofrecerá una clase magistral gratuita en 35.ESAV, la Escuela Superior de Artes Visuales de Vigo donde hablará de la relación entre el director de cine y el compositor, y del músico como creador emprendedor.

-¿Cuál es la clave para que una banda sonora sea un éxito?

-Yo creo que la clave para que una banda sonora aporte algo especial a una película es entender que tiene que ser una cuarta dimensión de la película, es decir, hay que entenderla como otra emoción más, que tiene que aportar algo que ni el guion, ni los personajes ni las escenas aportan. El compositor es un artista intermediario cuyo trabajo lo que hace es potenciar el resultado final de la película, pero lo que importa es la película con la música, no la música solo. La música tiene que estar al servicio de la película, siempre.

-¿Influye en el resultado la relación entre director y músico?

-Absolutamente. El director tiene muy claro lo que quiere pero no utiliza el lenguaje musical, por lo que necesita a su lado a un músico que sepa traducir en notas las imágenes y los conceptos que tiene en su mente. Y esto es pura psicología.

- ¿Una mala banda sonora puede arruinar una buena película y viceversa?

-Sin duda. Hay muchas películas por ahí destrozadas por bandas sonoras malas y muchas arregladas por buenas bandas sonoras.

- Usted compone para el cine, danza y publicidad. Desde el punto de vista de la composición, ¿hay mucha diferencia?

-Bastante. Una película es una construcción arquitectónica donde la música tiene que estar al servicio de las secuencias, de los personales... y es un concepto global. La danza es más experimental, donde la música responde más al movimiento y a una búsqueda plástica. Y la publicidad es un disparo de doce segundos donde cada nota es un slogan.

-¿Qué nivel hay en Galicia en composición?

-Yo soy gallego afincado en Barcelona que ahora estoy reconectando con mi tierra y veo que Galicia es un nido de talentos. Yo soy otro músico más, humildemente lo pienso así, al venir aquí y descubrir la cantidad de cosas que se están haciendo y la cantidad de gente con una mente brillante que está haciendo cosas interesantes. Lo que ocurre es que no hay ni altavoz ni eco. Hay que buscar los canales para que se sepa fuera porque hay muchos directores no solo en España, también en el mundo que nunca han encontrado el músico que encaje en su trabajo y a lo mejor ese músico está en una parroquia de Baiona, pero no se le conoce porque nunca hubo el canal adecuado para que esto fuera posible.

-¿Internet puede ser ese canal?

-Sí. Internet por un lado masifica s posibilidades pero por otro es una puerta abierta para que el músico se pueda exponer. La música tiene una cosa muy interesante, que es que es uno de los mercados que más ingresa en el mundo al alza porque está en todo: en muestra memoria, en el ascensor..., absolutamente en todo y, sin embargo, los músicos se mueren de hambre. Hay una desconexión real. Por eso es importante que el músico sea un creador emprendedor, es decir, que además de tener talento sepa vender lo que hace.