"La niña de madera no llegó caminando", escribió Pablo Neruda sobre el mascarón de proa. El genial escritor coleccionaba estas figuras en su casa de Isla Negra; casi siempre con aspecto femenino, pocas veces de rostro afable. "En las arenas de Magallanes te recogimos cansada, navegante, inmóvil bajo la tempestad". El nuevo orgullo flotante de Indonesia, el buque escuela Bima Suci, llevará uno tan magnífico como la propia nave, de 110 metros de eslora y 3.350 metros cuadrados de velamen. Y es de factura viguesa. 500 kilos de bronce tallado por el escultor José Molares, que ayer concluyó su instalación en Bouzas. El velero, construido por Construcciones Navales Paulino Freire (Freire Shipyard), prevé partir hacia Indonesia a mediados de septiembre.

Molares arrancó con este proyecto el pasado otoño con la osada tarea de dar vida a un dios mitológico indonesio. "Me documenté, tenía bocetos". Los dueños del barco le enviaron una marioneta desde Yakarta con la figura y con la esperanza, quizás, de seducir a las musas. "Fue algo nuevo para todos, tanto para el astillero como para mí". Una delegación de la Armada indonesia visitaba su taller para supervisar los trabajos, que ejecutó primero en terracota, y después de fibra de vidrio. El Bima Suci llevó una réplica: "La original era muy pesada para poder probarla". Además de la media tonelada de peso mide tres metros y medio de alto y casi uno de ancho.

Y hubo maquillaje. "En las primeras visitas la serpiente [rodea a la figura contra la que, según la tradición, luchó tras ser arrojado al mar] era lisa, pero querían que tuviera escamas". También por petición de la armadora, Molares dio más volumen a la barba del Bima Suci y rizó su pelo. Y una curiosidad. "Yo había diseñado la cabeza para que mirara al horizonte, pero tuvimos que corregir la mirada para que viera más hacia abajo. En su cultura es importante esa inclinación".

El escultor se confiesa orgulloso. "Va a ser una embajada flotante que recorrerá el mundo. Es una escultura que estará en constante movimiento, y eso para mí es importante. Lo peleé [dice por el proyecto] y salió". José Molares agradece no solo el "extraordinario equipo" del astillero Freire, además de a su ayudante, Carlos Fernández, y los fundidores Manolo Romero y Sergio. "Sin todos ellos no lo habría conseguido". Muestra de la dificultad del proyecto fue su instalación, que requirió de un despliegue de logística para transportar y colocar la figura bajo el bauprés.

La entrada en vigor del contrato de construcción del buque escuela se produjo en junio de 2015, pero la adjudicación en un concurso internacional se remonta a junio de 2013. Freire había presentado la oferta más competitiva de cuantas acudieron a la licitación internacional del Ministerio de Defensa indonesio, con un presupuesto de 70 millones de dólares. Sustituirá al KRI Dewaruci (de 58 metros de eslora, ya retirado del servicio).

"Vigilaba sin vernos la niña de madera". La niña ahora es un dios de bronce hecho en Vigo.