Más difícil aún que romper con las drogas es mantener la abstinencia y en garantizar que esto se cumpla consiste el trabajo de los profesionales del Centro de Día de la Asociación Ciudadana de Lucha contra la Droga de Vigo, Alborada. Muchos de los paciente de este servicio necesitan reestructurar su dinámica familiar y social, adquirir valores y normas de convivencia, aprender nuevos hábitos que les faciliten un funcionamiento más autónomo, desarrollar habilidades sociales, incorporarse al mercado laboral y aprender a gestionar su tiempo libre. También deben recuperar la autoestima y sentir que son útiles a la sociedad y aquí el programa de cooperación social juega un importante papel. Todos estos aspectos son los que se desarrollan los talleres y actividades de voluntariado que se desarrollan a lo largo de las tres fases de este programa: iniciación, desarrollo e integración social.

"El único requisito para que el paciente ingrese en este programa es que esté motivado y desintoxicado. Tiene que querer mantenerse abstemio; nosotros no podemos mantener algo si no es voluntario, aunque haya una orden judicial que lo asigne al centro de día, que también tenemos estos casos, si no quiere no funcionará", afirma Julio Fernández, educador social del centro de día. El objetivo es la deshabituación efectiva de su drogodependencia y su incorporación social.

Para garatizar que el paciente sigue siendo abstemio, diariamente se les realizan pruebas de alcoholímetro a varios pacientes y también hay controles aleatorios de heroína, cocaína y otras stustancias una vez a la semana o cada quince días, según la sustancia. En caso de que alguna de estas pruebas sea positva, se le sanciona. "Es una medida de refuerzo para el paciente y para nosotros es una certeza de que no nos está mintiendo", dice.

Aprender a gestionar el tiempo libre y sentir que son personas que tienen que aportar a la sociedad son dos aspectos que se tienen que trabajar paralelamente al terapéutico. Aquí, el trabajo de voluntariado ha demostrado ser especialmente eficaz. Fernández organiza actividades de deporte y al aire libre, y lleva el grupo de educación ambiental, que colabora en la limpieza de playas y que en 2016 formó parte del voluntariado de la Xunta tras los incendios de ese año. "Estuvimos limpiando montes durante dos semanas. Fue un trabajo físisco duro pero muy bonito", afirma. También mantienen colaboraciones con otros centros,como el de personas mayores de Teis. "A quienes tienen ya autonomía les buscamos trabajos de voluntariado porque favorece las relaciones personales en contextos normalizados. Muchos vienen de situaciones marginales y recaen e su tiempo libre, cuando vuelven a juntarse con su grupo de amigos", dice. Además, hay grupos de agricultura ecológica, informática, manualidades...

También es importante que adquieran habilidades sociales. "Tienen que saber decir 'no' a situaciones tan cotidianas pero de riesgo como una invitación a tomar algo porque estas normalmente acaban en una recaída, algo que es mucho más habitual en verano, una época es más dada a la fiesta", explica.