Si le gustan las historias sobre intrigas palaciegas, donde de la noche a la mañana un rey podía perder su trono, o aún peor, su cabeza, "Conspiraciones. ¿Por qué no gobernó la izquierda?" (Espasa) no le defraudará. En este libro, el periodista Jesús Cintora desgrana, a un ritmo propio de una película de Hitchcock, las claves que convulsionaron el PSOE, las negociaciones tras las elecciones generales, la crisis en Podemos y la ausencia-resistencia de Mariano Rajoy durante el año que España estuvo sin gobierno. Podría tratarse, como su propio autor afirma, de un thriller o de un culebrón político. Pero no. Se trata de política real fuera de los focos. Cintora presentará este libro el 1 de agosto en la librería Cronopios de Pontevedra (20.30 h.) y el 2 en el Centro Social do Mar de Bueu (21.00 h.), organizado por Librería Miranda. "Estoy encantado de volver a Galicia. Es una tierra que me fascina y además, me siento muy identificado con la forma de ser de los gallegos", afirma Cintora, que además tiene novia viguesa, la también periodista Rocío Delgado.
-Las encuestas revelan un enorme desinterés por la política. Sin embargo, su libro va por la séptima edición. Tanto desinterés no hay.
-No he querido hacer un libro político, sino un relato con hechos y personajes reales. Creo que parte de su éxito es que te permite enterarte de muchas cosas al tiempo que te entretienes. El periodismo es contar al mismo tiempo que entretienes. Y podría ser una novela sobre cualquier cosa, pero es un libro que habla de personajes reales que luchan por el poder en el año más importante: 2014.
-¿Por qué es tan importante?
-Es un año en el que el jefe del Estado dice que va a morir como rey aunque al final abdicará rodeado de casos de corrupción y una grave crisis de credibilidad; es el año en que el partido del Gobierno tiene escándalos de corrupción, como el caso Gürtel, todos los días; el año en que el principal partido en la oposición sufre una grave crisis de liderazgo; al mismo tiempo, están el tema del referéndum de Cataluña y una profunda crisis económica; un año en que surgen, con más fuerza de la que cabría esperar, partidos como Podemos y Ciudadanos; es un momento en que los poderes fácticos se conjuran para un aterrizaje controlado ante lo que podía suceder. El bipartidismo ha sufrido un desgaste y en el tablero hay más fuerzas políticas. Ahora hay que ver qué capacidad tienen las otras fuerzas para cambiar las cosas. El hecho de que el bipartidismo haya terminado no garantiza que se solucionen los problemas.
-Dice de Pedro Sánchez que es un líder que nace moribundo y del presidente de Gobierno que es un "killer" que no se mancha las manos...
-Por una parte, tenemos a Rajoy, que cultiva el que parezca que no hace gran cosa, pero es quien mueve los hilos, aunque el trabajo sucio se lo hacen los demás. A Susana Díaz, sin embargo, se la ve en el lugar del crimen con el cuchillo en la mano y chorreando sangre. Rajoy deja que sus rivales se desangren o los arrastra al precipicio y cuando están a punto de caer les tiende la mano. Es tremendo que Rajoy esté sobreviviendo a los mayores escándalos de corrupción de la historia de la democracia.
-¿Lo que cuenta en el libro podría contarse en un informativo?
-En el libro hay un gran trabajo de investigación y también el conocimiento de primera mano de algunos personajes. Es importante contar que en Moncloa sabían que a Sánchez le van a cortar la cabeza los suyos; qué ocurre en el despacho entre Pablo Iglesias e Iñigo Errejón cuando discuten fuertemente y Podemos acababa dividido; cómo Díaz llama personalmente a los líderes del PSOE para que dimitan en bloque y forzar así la salida de Sánchez; cómo Rajoy presumía de que Albert Rivera nunca le dijo en privado que no iba a apoyarle cuando el público es lo que afirmaba.
-¿Usted ha sufrido presiones?
-Las presiones y los grandes medios van unidos, pero es cierto que vivimos un momento de mayor retroceso en la libertad de expresión y de prensa de la democracia. Y no lo digo solo yo. Hay temas de grupos de la movida viguesa como Siniestro Total que hoy estarían criminalizados. El retroceso también lo ha sido en la expresión cultural.
