Arturo Pérez Reverte y la Real Academia Española han animado los intercambios de opiniones en Twitter en los últimos días ante la decisión de la entidad de permitir el uso de "iros" en el imperativo cuando hasta ahora solo aceptaba "idos". Comentarios jocosos, otros más malvados y otros más serios se pudieron leer en la red social.

Los píos evidenciaron dos bandos: uno formado por aquellas personas que creen que la RAE debe velar por el idioma y no aceptar las deturpaciones del lenguaje; otro nutrido por quienes consideran que debe oír la expresión de la colectividad e ir incluyendo palabras con uso extendido que nacieron siendo incorrectas. A estos dos grupos, podría sumarse una tercera vía que reconoce que opinar al respecto es "complejo".

Así, al menos, lo ve el escritor Domingo Villar -padre literario del inspector Leo Caldas en Ojos de agua y La playa de los ahogados- quien reconoció que es "complicado" posicionarse sobre el asunto ya que "hablamos de la manera de comunicarnos".

No obstante, señaló que coincide con Pérez Reverte en que la RAE es más "notario de la lengua que policía. Hay usos, barbarismos incluso que no pueden tener cobijo dentro del diccionario. Sin embargo, es normal que la Academia, poco a poco, acompañe a los hablantes. Aquí encontramos un problema, ¿hasta dónde seguir y hasta donde permitir neologismos en el lenguaje?".

Una posición más determinante ofreció el periodista y escritor Alfonso Armada ( Sarajevo, Cuaderno ruso) quien ayer indicaba que "me llama la atención que, casi siempre, se le acusa a la Academia el intentar imponer la manera de hablar. Resulta que cuando adopta una postura que tiene que ver con el uso, algunos entienden que está transigiendo y no está cumpliendo con su función. El lema de la Academia es 'limpia, fija y da esplendor'. Los académicos no están tanto para marcar pautas como para recoger los usos colectivos, aunque es verdad que debaten qué palabras entran en el Diccionario".

En cuanto a las voces críticas en redes sociales, este autor nacido en Vigo apuntó que "la gente que está en las redes sociales piensan que ellos son toda la realidad y hay una gran parte de la población que está al margen de estas polémicas. Supongo que el calor en estas tardes de verano hace que la gente le dedique tiempo a estos debates que me parecen divertidos".

Armada, sin embargo, reconoció que, a veces, la RAE toma decisiones "polémicas" como la supresión de la tilde en solo: "En algunos casos, deciden de forma desafortunada como en solo donde la tilde es necesaria para diferenciar el uso".

Por su parte, el también creador literario vigués Pedro Feijoo ( Los hijos del mar, Los hijos del fuego) opinaba sobre las críticas en Twitter respecto al cambio: "Lo que más me llama la atención es que la gente que más protesta en Twitter es la que escribe con más faltas de ortografía". A continuación, añadía que "por una parte, entiendo que una evidencia de que los idiomas están vivos es que cambien. El idioma avanza a base de deturpar el eslabón anterior. Es inevitable. El propio término palabra es una contaminación del vocablo culto".

En efecto, palabra procede del griego parábole que significa lanzar y que pasó al latín con el sentido figurado de comparar. Poco a poco, pasó a significar narrar para acabar siendo una unidad lingüística dotada, generalmente, de significado.

"Lo que hoy entendemos muchas veces como contaminar el lenguaje es darle vida. Lo que pasa -prosiguió Feijoo- es que no acabo de entender las incoherencias en las que cae la RAE. Es lo que me preocupa. No sé a partir de qué punto de exceso o abuso consideran algo parte del lenguaje. Por ejemplo, no entiendo bien lo de cocreta", esta última palabra admitida al mismo nivel que croqueta. Lo mismo ocurre con otubre (octubre), asín (así), norabuena (enhorabuena) o conceto (concepto).

"Entiendo que la deformación se convierta en norma pero no acabo de comprender cómo se dan por buenos unos ejemplos y otros no. Creo que la RAE debería ser un poco más estricta, insistir más en su labor docente en lugar de dar por bueno el error rápidamente. La RAE está para limpiar, fijar y dar esplendor. Es decir, para fijar una norma".

Por su parte, el director de la Real Academia Española de la Lengua, el gallego Darío Villanueva, insistió ayer -en declaraciones recogidas por Efe- en el papel "muy activo" que han tenido los novelistas en este cambio ya que aseguraban que "en sus novelas, jamás pondrían 'idos' y recurren a 'iros'" por lo que la Academia aceptó esa forma.

Villanueva, reconoció que se "disgusta cuando se da a entender que la Academia es arbitraria, incompetente". También lamentó que en algunas críticas de estos últimas días en Twitter se les "ofendiese" a los académicos "cuando se le atribuyen al ente una especie de estulticia, ignorancia o incluso una pérdida de facultades por causa de las edades proyectas que tenemos la mayoría de los académicos".

Alfonso Armada | Periodista, escritor

"La Academia no está para marcar pautas sino para recoger usos colectivos"

Domingo Villar | Escritor

"Hay barbarismos que no pueden tener cobijo dentro del diccionario"

Pedro Feijoo | Escritor, filólogo

"Llama la atención que quien más protesta en Twitter es el de más faltas ortográficas"