El Servicio Canario de la Salud (SCS) deberá abonar 1.300.000 euros a una madre portadora de una enfermedad genética por no haberla avisado de que las pruebas que le habían hecho durante el embarazo para descartar que su hijo la hubiera heredado estaban contaminadas y no eran fiables.

El Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 4 de Las Palmas de Gran Canaria condena al SCS a compensar a los padres del menor, por estimar que debido a su "falta de diligencia" deberán afrontar con su hijo las "consecuencias devastadoras" del síndrome de Lesch Nyhan. Este síndrome es una enfermedad rara de carácter hereditario ligada a una mutación del cromosoma X, por lo que solo la desarrollan los varones, aunque las mujeres puedan ser portadoras. Se trata de una mutación que priva al organismo de la enzima necesaria para metabolizar las purinas, por lo que el cuerpo acumula altos niveles de ácido úrico, provoca retrasos en el desarrollo psicomotor y suele llevar al paciente a morderse compulsivamente los dedos y labios, así como a autolesionarse de diferentes formas. Sin embargo, cuando se conoce que una madre es portadora, existen pruebas que pueden detectar durante el embarazo si el feto ha heredado o no esa mutación y si desarrollará o no la enfermedad. La madre afectada por este caso descubrió que era portadora del síndrome Lesch Nyhan en 2002, al nacer su primer hijo, que hoy padece una discapacidad del 84%, pero la existencia de pruebas diagnósticas prenatales le animaron, diez años después, a tener con su nueva pareja un segundo hijo, que nació sano.