La 25 Feria del Vino de O Rosal concluyó con buen sabor de boca. Parte del público asistente ha tenido que aprender a pronunciar "Ree-az-Bai-shaz" pues esta fiesta en honor al vino D.O Rías Baixas de la subzona de O Rosal, se ha vuelto más internacional que nunca.

Aseguran los integrantes de "O Trebon dos Xidos", grupo de música tradicional gallega, que "onde hai bo viño e onde hai boa comida, nada pode saír mal" y así ha sido. Los visitantes asiduos, no han fallado a la cita y la calificaron una vez más de familiar. Sin embargo, se empieza a notar la internacionalidad de la misma, que crece a la par que el albariño va ganando premios. En esta edición se han podido escuchar acentos de diversas partes de España, pero también de Francia, Inglaterra y Alemania. Durante estos días se han probado diversas variedades de vino de O Rosal servido en condiciones óptimas y acompañado por pinchos de la tierra. También ha habido lugar para el mirabel, fruta gourmet que recogerá el próximo 30 de julio el testigo a la Feria del Vino, en la que será la I Feria del Mirabel. Los buses no han parado de circular por la ciudad debido a que la oferta este año se ha ampliado a las localidades de Tui y Baiona. Desde la organización de la feria se hace una valoración muy positiva: "Esta edición ha sido fantástica, no hemos recibido ni una sola queja. Se ha vendido mucho y han venido muchos excursionistas. Hemos notado que la Feria del Vino de O Rosal está de moda y esto nos impresiona".

Hoy, todo vuelve a la normalidad, gracias principalmente al servicio de limpieza de la villa que no ha descansado desde el comienzo de la festividad. Mañana martes los bodegueros se reunirán junto con la organización para hacer una valoración oficial de la misma. Mientras, se quedan los momentos vividos, el pregón emotivo de Rosa Ruíz recordando a su padre o los calurosos mediodías a la búsqueda de una sombra para aliviar las altas temperaturas. La Iglesia Parroquial de Santa María ha atestiguado la progresiva llegada de gente a la Plaza del Calvario a medida que el sol caía, hasta "no caber ni un alfiler", hasta el cierre de los stands de las bodegas sobre las 2 a.m y el más tardío de las destilerías. Las noches se han alargado hasta las 6 a.m y los conciertos que han sustituido a las charangas, han puesto a la gente en pie, de manera que han quedado más mesas libres.

Declarada desde la pasada edición como Fiesta de Interés Turístico, el albariño se ha situado como uno de los mejores vinos blancos a nivel internacional y esta fiesta como declaran los bodegueros que participan de la misma "ya no hay quien la pare". A ello, también contribuye el hecho de que el pasado año se disfrutara de una cosecha muy buena y de que éste se espere una mejor.