-¿La música puede cambiar el mundo?
-Creo mucho en el poder transformador de la música porque es el arte que más directamente llega a las emociones. Tiene un poder sanador y también comunitario. Las canciones son la forma de contar cómo concibes el mundo y cómo querrías que fuese. Y también me ha alucinado siempre el efecto que la música produce en los demás. Un "la, la, la", algo tan nuestro, tan telúrico, puede emocionar a gente de cualquier parte del mundo, desde una aldea de Lugo a Japón. Nuestra música es muy poderosa y todo lo que la rodea. También lo que nosotros podemos aportar a la música para transformarla y hacerla nuestra, y haciendo que se fusione con otras músicas.
- Usted siempre ha compaginado su carrera como cantante con otros proyectos musicales más sociales.
-A mí siempre me gusta, además de mis discos, hacer otras cosas, como el proyecto de María Fumaça, el Festival Cantos na Maré, que también ocupa una parte importante de mi tiempo, y el coro de mujeres de Mos, Malvela. Son proyectos de los que me siento especialmente orgullosa.
