Alberto Pascual Carballo es una persona conocida en Ourense. Fue funcionario de la Diputación y dirigió la Escola de Artes e Oficios hasta que se jubiló. Ha publicado varios libros e investigado el lenguaje propio del humorismo gráfico gallego con un ensayo que ha servido de guía a otros doctorandos. También es abogado aunque lleva años sin acudir a una sala de vistas. Lo que pocos saben de él es que hasta hace unos días era también un alumno universitario. Y aunque él afirma que nunca fue un buen estudiante, lo cierto es que su tesis doctoral acaba de ser calificada con un sobresaliente 'cum laude'. La mejor nota posible para un trabajo de investigación sobre la reglamentación del mercado medieval en la Civitas Auriense al que ha dedicado cinco años de su vida tras cruzar el umbral de los 65.

Pascual nunca se planteó que era una persona jubilada. Cuando llegó el momento de matricularse en un programa de máster, simplemente se dejó llevar por su idea de que "la meta de la vida nunca la alcanzas" y que lo que importa es "aspirar a algo que está más allá". Antes de preparar la oposición con la que obtuvo una plaza de funcionario en la Diputación se había licenciado en Filología Románica y más tarde en Derecho. Al jubilarse tuvo claro que quería investigar y su primera idea fue realizar un estudio jurídico sobre El Quijote. Por cuestiones técnicas acabó matriculándose en el máster en Ordenación Jurídica del Mercado, de la Facultad de Ciencias Jurídicas y del Trabajo de la Universidad de Vigo, lo que le llevó a moverse entre los campus de Ourense y Vigo, y a recibir clases a través de videoconferencia.

Su trabajo de fin de máster se centró en el tema que acabaría protagonizando la tesis doctoral. Una propuesta que ya avanzó entonces al tribunal y que levantó suspicacias en uno de los miembros. "No sé si me vio viejo o tonto", recuerda, pero afirma que eso le empujó todavía más. "¿Por qué la edad iba a suponer un obstáculo?", se pregunta. En referencia a su pasado como seminarista y los años que pasó preparándose para el oficio de religioso al que finalmente renunció señala que "quizás por la juventud no gastada que tuve me encuentro con que hay muchas cosas que las estoy viviendo tarde, pero nunca es tarde para vivirlas porque son parte de la vida; me gusta responder al reto que tengo cada día y no echar más albardas de las que puedo asumir".

Con esta filosofía y el deseo de "cerrar un camino", Alberto Pascual se fijó el reto de hacer la tesis doctoral sin más ambición académica que dedicar su energía a la investigación. El tema elegido causó extrañeza inicial en la facultad, explica, "acostumbrada a estudiar la ordenación jurídica del mercado actual, y el modelo europeo". Lo suyo era retrotraerse a la época medieval, y a Ourense en particular, para estudiar las transacciones de los mercados en la urbe y hacia el exterior, sus normativas y los cambios sociales que introdujeron.