Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Steven Schmid: "El reto de los ingenieros en los próximos años será fabricar cosas vivas"

"Una titulación relacionada con la ingeniería y la salud será una oportunidad para Vigo"

Steven Schmid (1º por la derecha), junto al profesor vigués Jorge Cerqueiro (1º por la izq.) y Enrique Ares. // FdV

Los manuales de ingeniería de fabricación más utilizados en universidades de todo el mundo llevan su nombre. Steven Schmid, profesor de Mecánica y Aeroespacial en Notre Dame (EE UU), forma parte de la Fundación Nacional para la Ciencia (NSF), la agencia gubernamental estadounidense que impulsa la investigación, donde dirige el programa de Máquinas y Equipos de Fabricación. Estos días asiste como conferenciante invitado al Congreso MESIC que se celebra en Vigo para hablar de bioingeniería. Él mismo ha desarrollado nuevos implantes que implican cirugías menos invasivas en colaboración con grandes compañías ortopédicas de Indiana.

-¿Qué implica el campo de la biofabricación?

-Es un área muy emergente con aplicaciones de gran impacto para la sociedad. Permite reconstruir tejidos o reemplazar huesos, pero también imprimir tejidos en 3D para fabricar órganos y acelerar las listas de espera de trasplantes. Y en el caso de los tejidos no funcionales se pueden utilizar para probar medicamentos o simular lesiones y sus posibles tratamientos. Y otra área de gran importancia es la de imprimir tejidos a partir de células madre para alimentación. ¡Podemos imprimir jamón! (risas) Sería una alternativa a la industria agroalimentaria tradicional que reduciría drásticamente el consumo de energía y las emisiones de dióxido de carbono.

-Es un ámbito que implica el trabajo conjunto de ingenieros y de los expertos médicos y clínicos, ¿es compleja la conexión?

-El trabajo conjunto de diferentes campos siempre es un reto. Cuando les hablamos a los médicos y a los biólogos de imprimir un órgano no queremos hacerlo una sola vez en el laboratorio, como ya se ha conseguido, sino que deseamos obtener grandes cantidades de tejidos para una fabricación industrial. Esto supone unos criterios de calidad y repetitividad habituales en nuestro mundo pero a los que ellos no están acostumbrados. Por otra parte, cuando se intentan replicar a nivel industrial las técnicas de fabricación con células, la mayoría se mueren por estrés. Los biólogos están habituados a estas condiciones, pero nosotros trabajamos con material inerte. Ya se han conseguido vejigas para implantar a pacientes, aunque no son funcionales. Y se han hecho experimentos con buenos resultados en animales cuyos órganos sexuales habían sido fabricados. Son primeros pasos, pero ya se han hecho muchos avances y en 10-15 años posiblemente se conseguirá.

-Lo que se ha logrado hasta el momento ya parece ciencia ficción.

-El congreso me ofrece la posibilidad de hablar de este campo a profesores jóvenes y a estudiantes. Es un tiempo muy excitante para estas áreas de trabajo. En mi programa del NSF vamos a colaborar a medio plazo con otros departamentos del gobierno de EE UU. El NSF, Defensa y Energía, los institutos tecnológicos y los gobiernos de Reino Unido, Japón y Australia invertiremos 500 millones de dólares este año en impresión de órganos, nuevos medicamentos, fabricación de moléculas, terapia génica... Si conformamos una masa crítica que atraiga proyectos e investigadores podremos obtener muy buenos resultados. Es una revolución.

-¿Están preparadas las universidades para estas nuevas necesidades de formación?

-Los ingenieros estamos acostumbrados a trabajar en equipos multidisciplinares. En automoción, por ejemplo, hay ingenieros mecánicos y electrónicos, físicos.... No debería ser difícil incorporar a profesionales de otras áreas y aprender a trabajar con ellos.

-La Universidad de Vigo implantará un grado de Ingeniería Biomédica en 2018, ¿será también una buena oportunidad para el tejido industrial?

-Claro que sí. Muchos países están poniendo en marcha titulaciones relacionadas con la ingeniería y la salud. La ingeniería biomédica y la mecánica serán claves en los próximos años. Realmente la pregunta es ¿por qué no está en marcha ya el título en Vigo? (risas) Los dos desafíos más interesantes van a ser, por un lado, que los expertos en biomedicina empiecen a pensar en hacer las cosas no de una en una, sino a nivel industrial y, por otro, que los ingenieros aprendan a fabricar cosas vivas.

-El congreso aborda los efectos de la industria 4.0. Hay temor a que las nuevas formas de fabricación y la robotización acaben con muchos puestos de trabajo.

-Es una cuestión compleja, pero desde mi punto de vista no hay opción. Desde el momento en que existen países donde la gente trabaja por menos de un euro la hora solo tienes dos caminos: reducir la carga de la mano de obra en el precio final utilizando la automatización y la robotización para aumentar la productividad, o fabricar productos de gran valor añadido como los biomédicos o los composites. Si queremos industria será con estos condicionantes. Y respecto a los perfiles formativos de esa nueva economía muchas profesiones como el transporte se van a mantener. Y la gente que está capacitada para estos puestos procede de Europa, EE UU y Japón.

Compartir el artículo

stats