Los científicos que en febrero del año pasado lograron constatar la existencia de las ondas gravitacionales acaban de recibir el premio "Princesa de Asturias" de Investigación Científica y Técnica. El premio está personificado en las figuras de los físicos Rainer Weiss, Kip Thorne y Barry Barish.

El éxito del llamado experimento LIGO, en el que participa el silledense Juan Calderón Bustillo (que trabaja en el Centro de Astrofísica Relativista del Georgia Institute of Technology, en Atlanta), fue, sin lugar a dudas, la noticia científica del año pasado. La primera prueba científica de que existían las ondas gravitacionales fue la constatación de una predicción hecha un siglo atrás dentro de la teoría de la relatividad de Einstein: el espacio-tiempo vibra. En esa especie de "tejido" espaciotemporal en el que se desarrollan los acontecimientos del universo se producían ondulaciones, como si fueran "olas en el océano cósmico". Lo que los científicos del experimento Ligo habían encontrado eran los ecos de la fusión de dos agujeros negros hace nada menos que 1.300 millones de años.