"Hay que darles voz a los niños de aquí y a los de allí. La infancia no tiene voz". Así se refirió ayer Diana Rodríguez, psicóloga y fundadora de la Asociación contra el Abuso y Maltrato Infantil de Galicia (AMINO) a la situación de la infancia en el mundo durante la mesa redonda-coloquio "Día Mundial contra el Trabajo Infantil. Porque el trabajo no es cosa de niños" con la que el Club FARO se sumó ayer a esta efemérides, instaurada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 2002 como forma de poner de relieve la gravísima situación de los millones de niños que se ven obligados a trabajar y que desde entonces se celebra cada 12 de junio. Exactamente, 168 millones de niños trabajan en el planeta poniendo en riesgo su salud y sus vidas, según los datos que aportó Irene Marín, coordinadora autonómica de Unicef Comité Galicia.

Los principales sectores que emplean niños, recordó, son la agricultura (98 millones), servicios (54 millones) e industria (12 millones), aunque la representante de Unicef Galicia también alertó de que millones de niños y niñas son explotados sexualmente y que unos 300.000 niños han sido reclutados como niños soldados, ya sea para luchar o como esclavos sexuales. "Hemos conseguido muchas cosas contra el trabajo infantil, pero aún nos queda mucho por hacer", afirmó la ponente. Aunque esta organización no tiene datos sobre el número de niñas que se dedican al servicio doméstico, Marín añadió que se calcula que las niñas de entre 5 y 7 años dedican un total de 550 millones de horas al día en el servicio doméstico.

Presentadas por Vanesa Villa, presidenta de Surgapa e Inventiva, Rodríguez y Marín animaron al público a trabajar para erradicar el trabajo infantil para 2025 tal y como la comunidad internacional se ha comprometido en la meta ocho de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), un objetivo que solo se puede alcanzar si no se deja a ningún niño fuera de esta lucha contra el trabajo infantil. "Es una responsabilidad no solo de los gobiernos y de las organizaciones, sino del sector privado y de cada uno de nosotros, como ciudadanos", afirmó Marín.

Para las representantes de estas dos ONG, la educación es una de las herramientas más valiosas para acabar con el trabajo infantil, aunque antes es necesario cambiar la mentalidad que aún mantienen muchas sociedad sobre que el trabajo infantil es algo normal. En este sentido, la fundadora de AMINO recordó que en España se ha cambiado esta percepción en una generación, lo que demuestra que alcanzar la erradicación del trabajo infantil es posible. Otra cosa es que sea sencillo.

Uno de los factores que complican alcanzar la meta del trabajo infantil cero son los conflictos y catástrofes, que destruye los medios de subsistencia de las familias t obligan a millones de niños a tener que trabajar para mantener la economía familiar. Asimismo, muchos menores son separados de sus padres. Precisamente a los conflictos y catástrofes naturales dedicó este año la OIT el Día Mundial Contra el Trabajo Infantil.

Para conseguir que ningún niño del mundo se vea obligado a trabajar, es preciso que se les dé voz.

"Para que veáis la poca importancia que le damos a los niños: aquí en Galicia, el 95% de los casos de abuso, de maltrato y de acoso infantil se archivan. Tenemos que preocuparnos de los niños e aquí y de los de allí. Hay que darle voz y valor a la infancia", afirmó Rodríguez.

La fundadora de AMINO realizó una dinámica de sensibilización con el público asistente a la mesa-coloquio para hacerles ver cómo se siente un niño e insistió: "Nosotros ni los escuchamos ni los vemos". En este sentido, la fundadora de esta asociación de protección a la infancia instó al público a movilizarse y a implicar a las personas de su entorno en la lucha contra el trabajo infantil.

Rodríguez recordó que hasta no hace demasiado tiempo, en España era normal que los niños trabajasen y recordó que aún hoy, en países como Italia y Portugal aún hay niños que continúan haciéndolo.

Como alternativas, Marín y Rodríguez apuestan por la escolarización universal y por programa que ofrezcan alternativas de ingresos a las familias para que ningún niño deje de ir a la escuela por tener que trabajar. En este sentido, Marín recordó que los 161 millones de niños que no van al colegio no lo hacen porque tienen que trabajar. "Unicef trabaja para ofrecer alternativas de ingresos para que trabajen los padres o los hijos mayores en edad de trabajar y que ningún niño deje de ir al colegio, y para asegurar los marcos legales que protejan a los niños", dijo.