Como un pueblo fantasma del lejano oeste, el cementerio de Sad Hill dormitaba bajo el olvido, oculto entre la vegetación desde hacía 49 años. Hasta 2015, cuando este cementerio, único en el mundo, comenzó a resurgir. Sad Hill es único porque no es un lugar de enterramiento, sino la localización de la escena final de una de de las películas cumbre del spaghetti western, "El bueno, el feo y el malo", dirigida por Sergio Leone en 1966 e interpretada por Clint Eastwood, Lee Van Cleef y Eli Wallach. Tampoco es necesario viajar hasta la tierra de los vaqueros. Sad Hill está en la Sierra de la Demanda, Burgos, hasta donde cada fin de semana acudían personas de toda Europa para participar en la reconstrucción del lugar.

Así, lo que en un principio solo era un sueño de un grupo de fans, pronto se hizo realidad. Todo este proceso lo documenta el director vigués Guillermo de Oliveira en "Sad Hill Unearthed", un documental que explora los sueños y motivaciones de los seguidores de "El bueno, el feo y el malo", pero también cómo el arte y la cultura se han convertido para muchas personas en una experiencia de búsqueda.

"Sad Hill Unearthed" es un proyecto que nace por accidente, confiesa el realizador vigués, gran amante de las localizaciones cinematográficas. "Un amigo me puso en la pista y me puse en contaco con ellos, y cuando consiguieron los permisos para desenterrar el cementerio fui para allá inmediatamente para filmar el lugar con un drone antes de que empezaran los trabajos. Mi idea era hacer un vídeo para mi canal en Youtube", explica. Nunca pensó que el sueño de este grupo de fans creciera tanto. "Era fascinante ver cómo iba apareciendo el empedrado original. Fue un trabajo de arqueología cinematográfica", dice. El documental incluye los testimonios de Sir Christopher Frayling, el biógrafo de Sergio Leone; Clint Eastwood, y Ennio Morricone, compositor de la banda sonora; y de otros fans de la filmografía de Leone como los directores de cine Álex de la Iglesia y Joe Dante, y el vocalista de Metallica, James Hetfield. Zeltia Montes, ganadora de un Goya, firma la música.