¿Cómo afrontar la situación de uno ante un posible tesoro de las culturas precolombinas americanas? Con codicia pirata, con delirio místico, con satisfacción personal de alcanzar un sueño... La respuesta la encontrará el lector en su propio yo al término de la lectura de "Ceiba de luz", la obra con la que Manuel Lourenzo, acaba de ganar el Premio Julio Verne.

-En su carrera como escritor, alberga una nutrida lista de títulos, ¿qué supone para usted ganar ahora este galardón?

-Es una manera de dar a conocer una obra obra que puede gustar. En Galicia, tener premios no garantiza un estatus especial. No quiero exagerar pero es como no tener nada. Es una manera de estar en la lucha permanente por la literatura y la obra propia.

-¿Cómo nació "Ceiba de luz"?

-Es una novela de aventuras con un comienzo convencional. Expongo una expedición por la selva en la que suceden acontecimientos extraordinarios, con carácter de intriga, casi policial y con inspiración casi mística. Fue una ocurrencia que tuve hace tiempo. Es la típica obra que escribes y queda en un cajón durante un tiempo. Después, recapacitas y la continúas. El tema central fue por una ocurrencia.

-El jurado ha resaltado la evolución psicológica de los 18 personajes.

-Son 18 personajes protagonistas, todos en primer plano. Mantener la tensión de que todos estén en el transcurso de la historia tiene su complicación. A modo anecdótico, me hice con fotos de revistas que me servían para tener delante la cara de cada uno de los personajes como manera de no despistarme y saber quién era cada uno.

-Está ambientanda en la Amazonia del Perú, ¿ha viajado allí?

-No y tiene que ver con una característica mía. Me gusta narrar obras sobre lugares exóticos que no conozco. Hay gente a la que le encanta viajar pero yo no estoy en ese grupo. Pero sí me gusta imaginar obras en parajes que no conozco de nada. Me gusta documentarme sobre el sitio y es un viaje que yo hago, viviendo aventuras que no vivo en la vida real.