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El "Schindler portugués", sobre el papel

Vicente Piñeiro novela la historia del cónsul Arístedes de Sousa, que salvó a miles de personas del genocidio nazi

Vicente Piñeiro. // FDV

Vicente Piñeiro (Lugo 1954) se mete no solo en la piel, sino en la mente de Arístides de Sousa Mendes (1885-1954) en su nueva novela, en la que recrea los tres días de junio de 1940 que el diplomático luso se encerró en una habitación del consulado de Portugal en Burdeos para reflexionar sobre qué hacer respecto a las miles de personas que se agolpaban en la entrada del consulado reclamando un visado que les permitiese llegar a Lisboa en su huida de los nazis. Entre las personas que llamaban a su puerta se encontraban el artista Salvador Dalí y su esposa Gala Éluard, el banquero judío Rothschild, el escritor estadounidense Eugene Bagger y el médico republicano español Eduardo Neira Laporte.

Escrita en gallego, "Arístides de Sousa Mendes, o Schindler portugués" (Toxosoutos) refleja sobre el papel los pensamientos de un cónsul que se debate entre la lealtad al gobierno del dictador Oliveira Salazar que, aunque declaró el país neutral, no ocultó nunca su simpatía por el fascismo de Hitler y Mussolini.

"Es un monólogo interior. Lo que narro en la novela son esos tres días que pasa encerrado en la habitación, viendo desde la ventana a esas miles de personas tiradas en la calle, llorando y pidiendo un visado para poder pasar la frontera, y agobiado por su amante francesa, con la que tenía un hijo, y que le acosaba reclamándole dinero. Me meto en su piel para intentar adivinar qué es lo que le pasó por la mente durante esos tres días", explica el escritor lucense.

Finalmente, De Souza decidió expedir los visados sin autorización del Ministerio del Exterior de Portugal e incluso albergó a varios refugiados en la instalaciones del pequeño consulado, como es el caso del rabino judío Chaim Kruger y su familia. "Arístides salvó la vida a 30.000 personas, de las cuales, 12.000 eran judíos", afirma el autor de esta novela, concebida como presecuela de "Lola Touza, la Schindler gallega", en la que Piñeiro recogía la historia de Lola y sus hermanas.

Lola Touza es una de las primeras personas a las que el cónsul recuerda durante su encierro novelado. "Arístides conoció a las hermanas Touza durante sus viajes en tren durante su etapa de cónsul en Vigo. Paraba en su quiosco de la estación de Ribadavia a tomar su café licor y sus dulces, muy conocidos, y así entablaron amistad. Años después, ellas serían algunas de las personas que colaborarían con él, al igual que el cónsul español Eduardo Propper de Callejón, que le ayudó con los visados", afirma.

Su decisión de facilitar la huida a los refugiados le valió a De Sousa la expulsión del cuerpo diplomático tras ser sometido a un juicio disciplinario, que también le destituyó de todo beneficio económico. "Arístides murió en la más absoluta miseria", expone Piñeiro, que para poder meterse en la mente del diplomático indagó en su historia académica y profesional, en sus viajes y en su relación familiar. "Arístides era un hombre muy religioso, padre de doce hijos, que se sintió entre la espada y la pared pensando que si no ayudaba a esas personas que se agolpaban a su puerta qué iba a pasar con ellos", explica.

En 1966, De Sousa fue honrado por Yad Vashem como "Justo de las Naciones" y en 1988 la Asamblea de la República de Portugal rehabilitó su memoria y le devolvió su grado diplomático a título póstumo.

Ahora Piñeiro restituye también su memoria en esta novela, que presentará el próximo día 2 de junio (20.30 horas) en el Museo Etnológico de Ribadavia.

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