Tras más de veinte años de experiencia en el campo de las emergencias y la ayuda humanitaria, en los que ha trabajado en desastres naturales como el terremoto de Haití, el huracán Katrina y el tsunami de Indonesia y ha echado una mano a los refugiados en Tanzania, los Balcanes y Grecia, Íñigo Vila Guerra tiene claro que uno "nunca se acostumbra" a estas situaciones, pero reconoce que el frenético ritmo de trabajo "no deja tiempo para pensar" y al final, "nos afectan menos de lo que la gente cree". Aún así, sobre el terreno es difícil desconectar y, por ello, asegura que nadie pasa más de un mes seguido en un operativo. El jefe de la Unidad de Emergencias de Cruz Roja Española visitó esta semana Galicia para explicar cómo se coordinan los equipos de todo el mundo para, en un plazo de 72 horas, llegar al punto donde surja una emergencia.

-Trabaja desde hace años en ayudar a la población que ha sufrido un desastre natural o un conflicto. ¿Uno se acostumbra a este tipo de situaciones?

-No, uno no se acostumbra y hay que decir que cada operativo tiene sus momentos buenos y malos, pero sí es cierto que a la gente le sorprende que no nos afecte tanto lo que vivimos. Realmente no tenemos mucho tiempo para pensar en ello. Trabajamos de sol a sol y de noche toca hacer informes, reuniones con el equipo...

-No es fácil desconectar...

-No, realmente es difícil y por ello, en las primeras fases de las emergencias tenemos el tiempo de estancia limitado, no se puede estar más de un mes por una cuestión de salud. Es complicado porque hay situaciones que enganchan y que quieres quedarte, pero no se puede.

-¿Alguna emergencia le impactó o le marcó más que otras?

-No sé, todas tienen algo. Macedonia y Kosovo por ser la primera; la India porque fuimos de las primeras personas extranjeras en llegar y viví mucho lo que es el caos y ver a la población en shock; Haití porque ya había estado y regresar tras el desastre... EE UU por la peculiaridad del_Katrina, Afganistán por las fuertes medidas de seguridad, Grecia por la cercanía...

-Imagino que este trabajo también dará satisfacciones.

-Sí, lo bueno es que ves resultados de forma inmediata. Es diferente este tipo de ayuda que otros programas de cooperación y ver los resultados del trabajo es algo agradecido.

-Ha trabajado en los campos de refugiados de Grecia, ¿es diferente a otras experiencias previas con refugiados?

-Nosotros llevamos muchos años trabajando con refugiados, desde gente que llega en pateras a quienes saltan la valla de Melilla o los que llegan por aeropuertos internacionales como el de Madrid, a donde llegan una cifra importante de refugiados. Pero sí es cierto que es diferente porque es algo cercano, ocurre en Europa y porque es gente con la que te puedes sentir reflejado: profesores universitarios, gente con trabajamos normales. Por ejemplo, yo he trabajado con refugiados en Tanzania y en número sobrepasan a los de ahora en Europea, pero te identificas menos con el perfil. En Grecia, además, es más difícil desconectar porque aunque estás trabajando con el colectivo de refugiados, después vives en condiciones de vida europeas, no en campamentos como ocurría en Tanzania.

-¿Qué le parece la respuesta de Europa a la crisis de los refugiados?

-No voy a entrar si es buena o mala. Hay que tener en cuenta que no existe una solución mágica y que influyen cantidad de factores. Lo que nos debe importar es nuestro trabajo, que Cruz Roja sea capaz de dar respuesta a las necesidades básicas de la zona.

-¿Y de la población?

-En el caso de España hay que decir que la población es muy solidaria, no solo con los refugiados o con países que podemos ver más próximos como los latinoamericanos.

-Cruz Roja despliega sus equipos ante una emergencia en cualquier rincón del mundo en un máximo de 72 horas, ¿cómo se organiza este dispositivo?

-Todo se gestiona desde la sede de Cruz Roja en Ginebra. La realidad es que si computamos el tiempo de las unidades de emergencia, el 85% lo destinamos a prepararnos, a formarnos para acudir a ayudar a algún lugar. Hay unas líneas estratégicas desde la base y todos los equipos reciben la misma formación, hacen los mismos procedimientos para que una vez allí todos sepamos cómo actuar.

-¿Es complejo coordinarse sobre el terreno cuando hay equipos de muchos países?

-En realidad no. Para nosotros es una rutina, sobre el terreno todo va hilado porque llevamos mucho tiempo de preparación previa y todo el mundo sabe qué tiene que hacer, qué se espera de cada uno...

-¿Cada unidad está especializada en algo concreto?

-No, hay seis especialidades como agua y saneamiento, salud, distribución de ayuda humanitaria, etc... pero todos sabemos de todas. Se hace una evaluación previa de las necesidades de la zona.