Zuly tiene grabado a fuego el día en que el médico pronunció las palabras que cambiaron para siempre su vida. Era abril de 2014 y la diseñadora y empresaria viguesa había decidido acudir al ginecólogo para preguntarle sobre un bultito en el pecho que, aunque no había querido darle demasiada importancia, no podía quitarse de la cabeza. El diagnóstico fue brutal: cáncer de mama triple negativo, "uno de los que tienen peor pronóstico", recuerda ahora Zuly, sin perder la sonrisa con la que ha recorrido y sigue haciéndolo todo este duro camino.

Zuly Fernández ha vestido a cientos de novias de toda Galicia desde las tiendas que tuvo en Vigo, que llegaron a ser tres, la primera en Sanjurjo Badía, otra en Marqués de Valladares y, la última, en la Puerta del Sol (Zuly Novias y Via Novias), que estos momentos está liquidando las últimas existencias. "Mi trabajo me ha llenado muchísimo, hacer felices a tantas mujeres en ese día tan especial, viajar por toda Europa en busca de las últimas novedades, iniciar nuevos proyectos... Lo he disfrutado mucho", asegura la creadora.

La llegada del cáncer paró en seco su vida laboral ya que, nada más detectar el tumor, Zuly fue operada y comenzaron las sesiones de quimioterapia y radioterapia, la caída del pelo, los vómitos, la pérdida de peso y, sin embargo, la sonrisa perenne. "Desde el principio me tomé la enfermedad con optimismo porque a mí me quedan muchas cosas por hacer, mucho que vivir junto a mi hija", afirma.

Zuly inició desde el primer momento una suerte de diario en Facebook en el que iba contando a sus amigos y familiares el proceso, sus avances y, en ocasiones, también sus retrocesos. "Es una forma de evitar que cuando me llaman mis amigos tengamos que estar hablando todo el rato de lo mismo; ya está dicho lo que me pasa y cómo evoluciona y así podemos aprovechar para charlar de cosas mucho más divertidas", justifica la diseñadora. Además, confiesa que las redes sociales le sirven como una especie de terapia en la que siente el calor de todos los que la rodean.

En diciembre de 2014 Zuly terminó la parte fuerte del tratamiento, aunque quedaban los temidos controles cada tres meses para ir vigilando la enfermedad. "En cuanto empecé a recuperarme me entraron ganas de ayudar a otras personas en mi misma situación porque al ser tan optimista siempre animaba a otros enfermos que iba conociendo y quería colaborar con la asociación Aladina y hacerlo de una forma más organizada", relata.

A principios de 2016 Zuly volvió de nuevo al trabajo, con fuerzas renovadas y nuevos proyectos. Hizo una reforma en su tienda de novias "para completar esa vuelta a empezar" y comenzó de nuevo a salir con sus amigas. Sin embargo, de nuevo la intuición de la viguesa iba por delante de la ciencia y, aunque los resultados de las pruebas en principio eran positivos Zuly se daba cuenta de que algo no marchaba bien con su cuerpo, que el cáncer no le había abandonado.

"Los médicos me decían que me tranquilizase, que era normal no sentirme bien del todo, que tenía que darme más tiempo, que las analíticas daban bien...". Ella no lo creía pero, aún así, quiso disfrutar de la vida, cogió a su pequeña de seis años y se fue en verano a Huelva a disfrutar del mar cálido y de las "cosas sencillas que hago con ella y me hacen sentir tan feliz".

Aprovechar cada minuto

A la vuelta, Zuly volvió a demostrar su valentía y, en lugar de conformarse con lo que le decían los médicos, pidió que le adelantasen un análisis de marcadores que podía aportar nueva información. Y le dio la razón, desafortunadamente, a la diseñadora: el cáncer se había mudado a los huesos y le daban una corta esperanza de vida. "Fue un palo enorme, no lo voy a negar, pero nada más salir de la consulta decidí convocar a mis amigas y adelantar mi 49 cumpleaños porque, me dije, hay que aprovechar cada minuto y disfrutar de la vida mientras se pueda y dejar de hacer planes para otros días". Y, a continuación y antes de meterse en nuevos tratamientos, cumplió el mayor sueño de su hija: visitar Eurodisney. "Siempre dije que iría a París con mi gran amor; tuve muchas oportunidades de ir a lo largo de mi vida pero no quise porque tenía siempre en mente eso, esperar a mi gran amor. Cuando me vi bajo la torre Eiffel con mi pequeña no pude evitar echarme a llorar, de pura alegría, porque me di cuenta de que había cumplido mi sueño también", relata emocionada.

La lucha de Zuly no cesó por la metástasis. Más aún, la diseñadora decidió embarcarse en una nueva batalla dentro de un ensayo clínico denominado Frida. "Siempre he admirado a la genial artista y me dio buen rollo el nombre... Fue una pena que no funcionase", explica.

Tras el ensayo inició nuevas sesiones de radioterapia y de quimioterapia, que asegura que fueron especialmente duras. "Para mi niña, lo más complicado fue ver que perdía el pelo. Se lo expliqué antes de que sucediese, de la forma más natural posible, pero al principio le costaba asimilarlo. Sin embargo, el día que me puse una peluca ella me dijo: "Mami, quítatela a ver cómo estás". Ella se dio cuenta de que no era algo tan terrible y me dijo que me la quitara, que estaba guapa igual".

A Zuly le brillan de una forma muy especial los ojos cuando habla de su hija y su sonrisa habitual se dibuja todavía más amplia. "Ella es la que me da la fuerza para seguir luchando; por ella quiero seguir adelante, porque quiero que podamos hacer muchas más cosas juntas. Deseo que tenga el mayor recuerdo posible de mí", dice con un leve aire de tristeza que corta con energía. "Lo que más me gustaría que aprendiera es que en la vida nunca se puede decir "No puedo"; con cariño y paciencia podemos hacer todo lo que nos propongamos", afirma.

Zuly cuenta además con el cariño de sus amigas y de sus padres. Ellos le acompañan en todo momento, y no solo de forma virtual. "Cuando veo toda la gente que me quiere y que está a mi lado me digo: algo he debido de hacer bien".

De hecho, en la casa de Zuly, en pleno centro de Vigo, siempre hay algún amigo que llama al telefonillo para hacer una visita y, casi sin darse cuenta, es fácil que se junte de nuevo un grupito e improvisen una pequeña fiesta.

La próxima, anuncia Zuly en Facebook mientras se recupera en el hospital de una recaída, "será un sarao flamenco: todo el mundo a preparar claveles, faralaes y farolillos".