Basta con exponerse media hora al día a los rayos solares para que el cuerpo produzca la vitamina D necesaria para evitar problemas de crecimiento en los niños o daños en los huesos al llegar a adultos. Pero la teoría choca de bruces con la realidad. Pese a que captar esta vitamina puede parecer sencillo, varios estudios revelan que entre el 30 y el 40% de los españoles no llega a los niveles recomendados y cada vez es más frecuente recurrir a suplementos para luchar contra el déficit de esta vitamina. "El problema es que dos tercios de la vitamina D diaria que precisa el ser humano se obtiene por la exposición solar y hoy en día, debido a la preocupación por el cáncer de piel, hay una excesiva protección que hace que muchas personas no alcancen los niveles adecuados", explica el doctor Jenaro Graña, del servicio de Reumatología del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac).

La D es una vitamina liposoluble que ayuda al cuerpo a absorber calcio y que, por tanto, tiene un papel determinante en el correcto desarrollo de los huesos durante la infancia y en su conservación a lo largo de la vida. Lo recomendable son 30 nanogramos por mililitro. "Si se está entre 20 y 30 hablamos de nivel inadecuado no grave (hipovitaminosis D) y por debajo de 20 ya se considera déficit", indica Graña, quien resalta qué problemas de salud acarrea el no llegar a estos niveles. "En el caso de los niños puede provocar raquitismo, retraso en el crecimiento, deformación esquelética o incluso crisis epilépticas", indica esta reumatólogo, quien añade: "De adultos, lo más habitual es la osteomalacia, una patología que facilita la fractura de huesos, especialmente de la cadera. Pero también se sabe que tener unos niveles adecuados de vitamina D previene de ciertas dolencias como enfermedades cardiovasculares o la diabetes".

Dos tercios de la vitamina D necesaria se adquieren gracias a la exposición solar y el resto con la dieta. Por eso choca que en uno de los países europeos con más horas de sol, la hipovitaminosis D sea casi algo habitual. La causa hay que buscarla en el excesivo cuidado que se tiene con el sol ante el temor al melanoma. Se toma menos y cuando se toma, se hace con mucha protección. Pese a que los médicos apoyan una correcta protección para evitar este tipo de tumor, reconocen que sobreprotegerse en exceso puede tener también su efecto negativo. "Hay gente que no sale de casa sin echarse la crema y por eso después aparecen pacientes que van a la playa, están morenos y no tienen suficiente vitamina D", indica Graña, quien apuesta por un equilibrio para lograr los niveles adecuados sin poner en riesgo otros aspectos de la salud. "Basta con exponerse 15 o 30 minutos al día al sol sin protección. Debemos hacerlo en las horas en que el sol tiene menos fuerza y bastaría con salir a pasear sin protección en brazos, escote o piernas", sostiene este reumatólogo coruñés, quien reconoce que intentar corregir el déficit con la dieta es casi imposible. "Alimentos como el pescado azul (salmón, angula, caballa, ostras...), el hígado o los huevos contienen esta vitamina, pero para llegar a los niveles normales habría que consumir unos 300 gramos de salmón cada día", señala.

Ante los nuevos hábitos de la sociedad y la dificultad de actuar contra el déficit desde la mesa, recetar suplementos para regular los niveles de vitamina D es algo cada vez más frecuente. "Si el paciente tiene menos de 65 años y está sano solemos intentar que aumente la exposición solar aunque todo depende del nivel de vitamina que tenga. En mayores de esa edad, lo habitual es recurrir a suplementos", sostiene el doctor Jenaro Graña, quien cree que en mujeres mayores de 65 años y en hombres de 70 es fundamental el control periódico de esta vitamina para evitar problemas óseos como la osteoporosis. Este reumatólogo respalda la eficacia de los suplementos para luchar contra la epidemia de hipovitaminosis D aunque pese a su uso aconseja recurrir también a la exposición solar. Los médicos lo tienen claro. A primera hora del día o a última de la tarde conviene pasear o sentarse en una terraza sin protección solar para captar una vitamina fundamental para el organismo. El resto del día, salir bien protegidos para evitar quemarse la piel.