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Carlos Sobera: "La mujer ha tomado el papel que le correspondía y ahora lleva las riendas"

"Antes te ibas a una discoteca para hablar con la gente, para ligar, y ahora todo eso te lo encuentras en las redes sociales"

Carlos Sobera. // R. G.

Los vascos tienen fama casi de cualquier cosa, pero no precisamente de románticos. Pero hay uno que lleva un año trabajando duro en el restaurante del amor más famoso de España, ese hombre capaz de hipnotizar con su movimiento de ceja? sí, sí, hablamos de Carlos Sobera (Baracaldo, 1960), el famoso "jefe de sala" del cenador "First Dates", donde cada día se conocen en una cita a ciegas parejas de toda España, mientras que un millón y medio de espectadores esperan ansiosos desde sus casas a ver el desenlace de la cena. Las estadísticas dicen que un 54% de los comensales de "First Dates" quiere una segunda cita.

-¿Se esperaba el exitazo del programa?

-Es cierto que confiábamos en el formato porque es un programa que ya se hace en otros países, pero el éxito ha sobrepasado con creces todas nuestras expectativas. Esto va más allá de una cuestión de audiencia, se trata de que es un programa que ha conseguido ir más allá, ha traspasado todo eso y ha llegado a la gente, porque todo el mundo habla de él y lo comenta, y al final pues eso es maravilloso.

-¿Dónde está la clave del éxito?

-Es un formato sencillo, donde ves a dos personas que se sientan a cenar y a compartir una velada. Como en España se emite diariamente (a diferencia de otros países), eso te permite fidelizar el espectador. Hacía falta un programa como éste, con un toque de un humor, que nos ayude a desconectar, porque al final tiene ese toque de comedia romántica. Y luego hay un gran trabajo detrás de todo el equipo, que somos unas cien personas.

-¿Ha cambiado mucho la forma de ligar desde que usted practicaba?

-Ha cambiado sobre todo porque la mujer ha tomado el papel que le correspondía y ahora lleva las riendas de la situación. Las mujeres sois más fuertes, y mucho más afectivas que los hombres, y eso se nota. Otra de las cosas que han cambiado, sin duda, es el impacto de las redes sociales, antes te ibas a una discoteca para hablar con la gente, para ligar, y ahora pues todo eso te lo encuentras en las redes sociales, y yo pienso que son cosas a las que no hay que tenerles miedo.

-¿Carlos Sobera iría a una cita a ciegas?

-No he ido nunca, pero no pongo reparos. Una vez un amigo que iba con su novia me llamó y me dijo "oye, vente a cenar que voy con mi novia y una amiga", y fui. No tengo problema.

-En algunas cenas hemos visto que se masca cierta tensión, ¿ha pasado ganas alguna vez de decir "oye, levántate y vete que aquí no tienes nada que hacer"?

-Sí, claro que sí. Y cuando eso ocurre o hemos visto que se están pasando ciertos límites hemos parado incluso la grabación y hemos dicho "un poquito de por favor?".

-Vamos, que al final usted también sufre?

-¡Claro que sufro! Cuando veo que alguien sale de aquí y ha sido rechazado y lo pasa mal, pues sufro, sobre todo si es por una cuestión física. Eso me afecta y mi reacción es de abatimiento, pero me sobrepongo e intento transmitirles a ellos exactamente lo mismo, que hay que sobreponerse siempre y que hay que estar por encima de todo eso, y que ahí fuera hay veinte personas o más esperándole para conocerle.

-¿Cómo define su papel dentro del restaurante?

-Soy algo así como un catalizador de emociones. Aquí la gente llega "desnuda", temerosa y tímida, y yo tengo que transmitirles esa confianza que necesitan para que se sientan seguros y a gusto. Nosotros les pedimos que sean honestos, que nos muestren sus sentimientos, su parte más íntima. Por eso yo les recibo, les escucho e intento transmitirles esa tranquilidad. A mí siempre me ha encantado el trato con la gente, por eso siempre me he dedicado a los concursos, porque tienen esa parte de poder hablar y escuchar al concursante, pues ahora es lo mismo, con cada persona que viene al restaurante intento que se sienta lo más cómoda posible y comprenderla.

-En este año cerca de cuatro mil personas se han sentado en el restaurante del amor, ¿por qué hemos perdido el pudor a mostrar los sentimientos en la pantalla?

-Pues porque al final todos somos iguales y todos necesitamos lo mismo, compañía. Y resulta que nace un programa de televisión donde te dan la oportunidad de conocer a gente, donde puedes ir a cenar y disfrutar de una velada, donde no se influye en nada en lo que va a ocurrir y no se hurga en las intimidades, y encima te ayudan a buscar una persona que pueda ser afín a ti porque para eso se analizan tus gustos, tus aficiones, tus preferencias? ¿por qué no?

-He leído por ahí que una de sus cuentas pendientes era abrir un restaurante. ¿Sigue pensando lo mismo?, ¿quizás uno del amor?

-Ya no, ni del amor, ni del humor ni de coña marinera, prefiero seguir con mi profesión y dejar la hostelería para otros.

-Por cierto, ¿siguen teniendo contacto con las parejas que continúan después del programa?

-Sí, el equipo de redacción tiene contacto con ellas.

-Pues que viva el amor.

-El amor es maravilloso.

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