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Una investigación pionera

Una tesis aprecia agresividad terapéutica con enfermos de cáncer terminal en Galicia

El estudio de un especialista gallego se refiere a la aplicación de medidas desproporcionadas con pacientes oncológicos - Se presenta este fin de semana en un congreso estatal en Málaga

Una tesis aprecia agresividad terapéutica con enfermos de cáncer terminal en Galicia

¿Hasta dónde se puede llegar con un tratamiento en un enfermo de cáncer que tiene los días contados? ¿Vale la pena aplicarle terapias no indicadas o desproporcionadas sabiendo que le queda poco de vida y que no le van a curar? A menudo, los médicos especialistas en oncología -la especialidad dedicada al diagnóstico y tratamiento del cáncer- deben afrontar esta disyuntiva con el código deontológico y la inercia del sistema hospitalario en lados distintos de la balanza. Un estudio que se presenta hoy en el IV Congreso Nacional de Deontología Médica en Málaga trata este tema y evidencia que hay datos de agresividad terapéutica con enfermos de cáncer terminal en Galicia.

La investigación -una tesis doctoral pionera en la comunidad gallega- fue realizada por Francisco Javier Barón Duarte, facultativo especialista en Oncología Médica en el Complexo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela. En este hospital, durante cuatro años, realizaron un seguimiento de un total de 1.001 enfermos en sus últimas semanas o meses de vida.

Dolencias incurables

"Se trataba de pacientes con dolencias metastásicas incurables y avanzadas. Medimos el factor de agresividad terapeútica, un concepto que mide el uso de tratamientos en la etapa del final de la vida y si estos incluían algún factor de agresividad", explica Barón Duarte, que presentará esta tarde la tesis en Málaga.

Los resultados evidenciaron que hubo terapias agresivas como quimioterapia en los últimos 14 días de vida en el 19% de los pacientes cuando los expertos sitúan el límite en el 10%. Además, el 20% de los enfermos inició nuevas terapias antineoplásicas agresivas en el último mes de vida cuando, en teoría, no se debería pasar del 2%. Como añadido, casi el 70% falleció en la Unidad de Agudos. Los expertos sitúan el tope recomendado en el 17%.

El estudio también constató, según Barón, que el 12% de estos enfermos tuvo que asistir a urgencias, frente al 5% estipulado. Esta diferencia se registró a pesar de la existencia de un Plan Galego de Cuidados Paliativos, activado en el año 2007, y a pesar de que hay unidades de hospitalización domiciliaria.

Preguntado por los elevados índices, Barón Duarte dejó claro que esta agresividad terapéutica "no se debe a la mala fe de los facultativos sino que es una consecuencia de la inercia del sistema".

Sobre esto último, amplió que "esta inercia lleva a hacer en los hospitales muchas cosas con los pacientes como tratamientos, trasplantes... en lugar de pararse a hablar con el enfermo. Se debería hablar con él honestamente, ver lo qué opina, estudiar si se gana mucho poniendo un tratamiento; pero hablar con el enfermo está considerado como una pérdida de tiempo cuando, realmente, es una inversión".

Acerca de si esta radiografía de los pacientes oncológicos en el hospital compostelano se podría extrapolar a otras áreas, Barón indicó que "esta es la realidad de mi hospital. Pero se han hecho, en los últimos diez años, estudios en otros hospitales de Santander, Madrid, Valencia... donde se obtuvieron unos resultados muy parecidos". Por último, dio la clave para reducir la agresividad con el paciente: "potenciar y promover buenos planes de cuidados paliativos coordinados con el servicio de oncología puede ser un pacto muy bueno para prevenir la agresividad".

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