- ¿Por qué cuánto más tarde se inicien en las redes, mejor?

-No queremos decir con eso que haya que empezar a los 60 años. Lo que queremos decir es que iniciarse en ellas con nueve o diez años es innecesario. Somos más partidarios de una socialización cara a cara donde los niños jueguen como se hizo toda la vida y no en mundos virtuales. Ese contacto cara a cara hace falta como elemento de socialización en edades tempranas. Últimamente, hay una ansia de regalar el móvil para la Primera Comunión. Creemos que eso no es adecuado. Se puede postergar. Con 14 o 15 años, es inevitable, pero no podemos anticiparnos. De lo contrario, niños de cinco o seis años acabarán teniendo móvil.

- ¿Por qué es innecesario?

-Porque las redes sociales crean mucho aislamiento, son individualistas, manejan también muchos aspectos del egocentrismo... Para determinadas edades, es vital la socialización cara a cara. La red, a través de la pantalla, produce sensación de soledad. Podemos llegar a convertirnos en una sociedad donde no seamos capaces de resolver los problemas interpersonales cara a cara.

- ¿Qué ocurre con el manejo de la privacidad?

-Es otro aspecto que nos preocupa. Algunos son conscientes de los peligros de las redes, pero muchos no los conocen. Madres y padres tienen ahí una función de educadores.

- Pero ahí surge otro problema para los padres, el riesgo de que el retrasar su uso de las redes sociales provoque que queden aislados en el grupo.

-Sí. Lo bonito ahí es que, frente a ese poder de las redes, los niños sepan que estas cuestiones las deben controlar ellos mismos. Si hablamos de un niño de nueve o diez años, no debe estar todo el día con el móvil. Se le debe marcar un horario. Tampoco debe ocurrir que los padres desconozcan con quiénes están hablando.

- ¿Qué edad es la ideal?

-Es muy difícil de estipular y depende del uso que se le dé a la red y de la madurez del menor, también depende de la presión del grupo y del entorno. Pero nos parece muy temprano que se inicien a los diez u once años.